jueves, 16 de febrero de 2017

3650




Consu y Ruli llevan en su pelo una trenza de caracoles blancos
Octi ya no le tiene más miedo a las olas
Estani llora cuando se corta la luz.
Loli y Toto se trepan a un eucaliptus gigante.
Cada uno destella chispas.
Hacen arder la memoria de un hermano con el que nunca jugaron.
En la casa de al lado una chica escribe mirando el mar.
Detrás de ella, en una pared, se ve colgado el escudo de algún equipo de fútbol.
Pero ella es demasiado joven.
No entiende todavía que en la orilla no se encuentran piedras preciosas, solo animales muertos
Nosotros lo entendemos.
Ya nos volvimos más sabios.
Con la sabiduría de la sal  que convirtió las piedras en acantilados filosos
o con la de la calma gris de las cenizas desatadas en mariposas.
Que nunca dejemos de estar acá en este día.
Que nunca detengamos la sangre del tajo que no cesa,
El tiempo, muchas veces, es olvido.






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