Según
la mitología griega, Hera,
la esposa de Zeus,
el dios de dioses, dio origen a la Vía
Láctea.
Su
leche se derramó cuando retiró de su pecho, de forma brusca, a
Heracles
(Hércules),
hijo bastardo de Zeus
con
la mortal Alcmena.
Hermes,
el mensajero de los dioses, le había colocado a Hércules
cuando
ella se encontraba dormida, para que así obtuviese la inmortalidad.
La
leche derramada formó la
Vía Láctea.
El martes me voy a Santa
Fe.
Una vez más nos vamos a
subir al auto con Xime para salir a la ruta, con mate, chupetines y
aceitunas repitiendo por enésima vez un ritual increíble que hace
que valgan más los viajes que los congresos de destino a los que
vamos, que comenzó hace quince años en un colectivo rumbo a
Córdoba, siguió en un colectivo a Bariloche para después
transformarse en cantidad de viajes en auto, cada uno de ellos
merecedor seguramente de dos o tres post que en algún momento
escribiré.
El martes queda solo Luis
por primera vez con las diez criaturas (si para Vale y Pili cabe
todavía esta calificación)
Pero también quedan sin
teta por cuatro días Dolores y Cristóbal
Y yo quiero que la sigan
tomando hasta que tengan dos años, no porque crea en las virtudes de
amamantar niños hasta esa edad, ni porque sea una fundamentalista de
la lactancia sino porque estos dos chiquititos son los últimos.
Entonces, cuando ellos
dejen la teta, yo dejo de hacer lo que estuve haciendo casi
initerrumpidamente durante los últimos veinte años de mi vida,
abandono una habilidad que fui adquiriendo de a poco y en la que me
siento omnipotente, hasta para dar consejos o para recomendar pociones
milagrosas.
Es que tuve de todo:
algunos que la dejaron en seguida como Sonsi que no le gusta la
leche, otros que tomaron hasta más de los dos años, como Vale,
otros que ni bien nacieron tuvieron que tomar mamadera, por distintas
razones como Consu o como Octi y Estani. Tuve de todo: mastitis,
fiebres, pus, sangre, visitas a puericultoras, a guardias de
hospitales, a ligas de la leche.
Por eso, hoy averigüé y
me voy a alquilar el sacaleche que es como un maletín, el mismo que
me alquilé cuando Octi y Estani estaban en neo y me tenía que sacar
leche cuatro veces por día, a veces me sacaba en casa, a veces en
neo. El lunes me lo traen y me llevo el sacaleches al congreso, en el
baúl del auto como una valija más para que por lo menos pueda seguir por unos meses más y todavía la teta no se acabe.
Porque a partir de ahora muchas cosas van a ser las últimas, van a dejar los pañales, van a empezar el jardín y no va a quedar nadie sin escolarizar, en algún momento van a estar en la primaria y así de a poco van a ir creciendo como los hermanos.
Porque a partir de ahora muchas cosas van a ser las últimas, van a dejar los pañales, van a empezar el jardín y no va a quedar nadie sin escolarizar, en algún momento van a estar en la primaria y así de a poco van a ir creciendo como los hermanos.
Por ejemplo como Vale que
está dando parciales o como Pili que mañana tiene una prueba de
literatura y la tengo aquí sentada analizando una serie de sonetos
de carpe diem, de tempus fugit y de collige virgo rosas, rezando para
que le tomen en tanto que de rosa y azucena, acumulando recursos
poéticos, morfológicos, retóricos, protestando y estudiando.
Y gracias a Pili que anda
incursionando en los siglos XVI y XVII encontré la historia del
origen de la vía láctea y sus representaciones renacentistas y
barrocas.
Ambos cuadros aparecen en páginas que apoyan, fomentan y estimulan la
lactancia hasta altas edades de los niños y claro, nos hacen sentir héroes mitológicos, diosas, creadores de galaxias.
Pero, por suerte, siempre
nos queda Quevedo que es más sabio.
La teta, puede ser, pero se me hace que te aguardan más mamaderas y pañales cuando, dentro de muucho tiempo, claro, empiece el capítulo nietos.
ResponderEliminarAy Dios, capítulo nietos ¡qué horror! No, no lo puedo ni imaginar
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