jueves, 26 de marzo de 2015

Luján

Todos a Luján.
Salida de fin de semana largo.
Ruli llegó y ya tenía ganas de hacer pis.
El baño más a mano, el de la estación de micros.
Cola de veinte personas. Cada colectivo que llegaba colaboraba con más público en las mismas condiciones que Ruli.

Adentro del baño oscuridad absoluta, el piso parecía de tierra alisada, las paredes las de unas catacumbas.
Una mujer en un mostrador repartía papel higienico y no paraba de hablar, contaba una historia a todas las que estábamos haciendo la cola.

El otro día nos decía, ahí había una chica tirada, ahí, en la puerta de ese baño.
La gente la saltaba, no sabía si estaba viva, muerta o desmayada pero la saltaba.
A nadie se le ocurrió llamar a la ambulancia, solamente se les ocurría saltarla para entrar a los baños.
Al final era que la chica estaba embarazada y le había bajado la presión, se puso bien, pero estuvo tirada un rato largo mientras la gente que quería hacer pis la saltaba, le pasaba por encima, podía estar muerta, hasta que se levantó.
Era increíble cómo la gente la saltaba, podía estar muerta insistió y la saltaban.

Ruli me miró como queriendo irse, dispuesta a hacerse pis encima antes de pasar por un lugar donde a lo mejor tendría que saltar a algún muerto.
No te preocupes le dije, la señora esta contando una historia para entretenernos mientras esperamos.
Alguien quiso pasar sin pagarle y la mujer abandonó el relato para retarla porque quería pasar sin pagar, tengo papel avisó la que se había colado, no importa hay que pagar igual la limpieza, son dos pesos.

Otra pobre de adelante mío empezó a revolver un bolso, no llego con las monedas le avisó, dame lo que tengas contestó la encargada del baño pero no pases todavía porque hay que limpiar.
Y ahi Ruli otra vez se dio vuelta con cara de mami por favor huyamos.
Miré en la oscuridad qué era lo que había producido esa reacción en la criatura. 
Una anciana que había salido de algún lado, de una losa de un sótano disimulado en el cemento o de tal vez un hueco en las paredes catacúmbicas. 
Peor que las peores ancianas de Quevedo. Toda encorvada con un balde y un trapo.
Tendrá que limpiar el piso pensé y ahí nos tocó nuestro turno y me dí cuenta de por qué andaba con el trapo y el balde. Los baños no tenían ningún botón para apretar y para que corriera el agua, la pobre anciana iba con el balde baño por baño tirando agua del balde, dos pesos para esa tarea no era nada, a no ser que fuera un ser del otro mundo.
Ruli salió y quedó parada en el medio del baño, vamos Ro le dije.
Ya está mami, ya en Luján no hago más pis reflexionó muy seria y les voy a decir a las chicas que si les dan ganas que vayan a otro baño.
Me dio la mano, salimos a la luz del día.

Ahora porque tengo que escribir sobre Santa Teresa y la hoja está blanca blanquisima bajo un título que me gusta, Santa Teresa. Encrucijada de la palabra pero no sé muy bien con qué lo voy a completar.
Porque también tengo que retomar la égloga a Claudio y sus fundamentales problemas métricos y genéricos.
Necesito además rellenar una serie de formularios que hay que rellenar de un día para el otro y organizar mi segunda fiesta del año, la de cumple, pensando en las luces si se las alquilo o no al japonés, o qué hago con los parlantes que no andan, como en la cena de fin de año que quisimos bailar sevillanas con Amanda, no se escuchaba nada y no pudimos bailar.

Y entonces lo que menos tengo es tiempo para imaginar y escribir historias.

Pero, el baño de Luján, esas pobres mujeres de ahí adentro, en esa oscuridad artificial, casi cavernaria, de las que no se sabe muy bien si están muertas o vivas, las que andan con el balde, las que cuenta historias para entretener a las que esperan, las que se tiran al piso, las que se embarazan para pasar primero, las que buscan monedas, las que escurren el pis de las demás.

Todas juntas podrían haber sido, en esa otra vida mía que a veces extraño, el segundo cuento de un libro que se iniciara con alguna historia en el mercado central al que pronto tendremos que volver en busca de provisiones.


Por ahora nada, solo verificar que aunque sea en esta circunstancia los hombres estaban un poco peor.


jueves, 19 de marzo de 2015

Cuerpos


Pone me pigris ubi nulla campis
arbor aestiva recreatur aura,
quod latus mundi nebulae malusque
Iuppiter urget;

pone sub curru nimium propinqui
solis in terra domibus negata:
dulce ridentem Lalagen amabo,
dulce loquentem.



Hoy es el cumple de Luis.
Desde que cumplió 19 que lo festejamos juntos, cuando cumplió 19 vino en bici a casa.
Ese día yo había jugado uno de los cuatro partidos de mi vida en los que me hicieron más de cinco goles, no le habia podido comprar ningún regalo y no había conseguido entradas para el cine.
Un futuro prometedor.

Después, los 26 cumpleaños restantes los fuimos festejando en lugares distintos, en París, en la cancha de Ferro viendo jugar a Boca, con shawarma, en The Embers, en un telo.

Me limpió vómitos ácidos de vino, dulces de cerveza.
Nos enjugamos sangre, vidrios negros, tajos en la garganta.
Cruzamos temblando abismos secos, montañas rotas que la mayoría no cruzará en su vida.
Y despacio volvimos a caer juntos en el pasto verde.
Dos veces, a lo mejor tres llovieron cenizas, riscos, lobos y pensé mejor seguir cada uno por su lado antes de que las cenizas nos lastimen los ojos.
Pero despacio volvimos a caer juntos en el pasto verde


Quisiera tenerlo despierto todas las noches toda la noche.
La misma rabia del principio cuando llego a la cama y ya está dormido.
Porque en eso no crecimos. Es nuestro talismán para reverdecer el perfume del pasto.
Así, mis huellas digitales se fueron tatuando en estos 26 años según el sonido de su piel.
Y son la memoria más intensa de su cuerpo.

Sin embargo, lo mejor que hacemos juntos es reirnos. 
Reirnos hasta el infinito, para siempre.

Feliz cumpleaños mi amor


(Igual cuidado, capaz no puedas sacar el auto)



sábado, 14 de marzo de 2015

Pelucas

Mañana la reja de casa se llena de globos amarillos y blancos y celestes.
El último bautismo del ciclo hijos, hoy en la cola de Jumbo con Loli sentada en la sillita de un carrito rebosante de latitas de Heineken escucho cómo un señor le decía a Valen que estaba cuidando a su hermana menor qué linda que te salió, me quedé inmóvil apenas pude pensar que para ese hombre y tal vez para mucha más gente yo era la abuela de Lolita y la madre de su madre.
Por eso vísperas del último bautismo del ciclo hijos entonces casi nietos.
Desde que supimos, lo supimos siempre, aunque lo asumimos tarde, que CFK no va a los bautismos empezamos, Enru empezó en realidad a centrarse y a hacernos tomar conciencia acerca de la importancia de las pelucas.

Tenemos preparadas unas jarras de limonada, unos chipacitos.
Y no muchas más cosas tenemos preparadas. Solamente los globos que hoy Xime ayudó a inflar, más todos los zapatos blancos nuevos de las niñas que proveyeron sus madrinas.
No hubo tiempo para peluquería, manos o comprar ropa. A la mañana me entró un mensaje de una chica que trabaja en casa que hoy, justo hoy no podía venir, tenía que acompañar a su hijo al cole, a esa suerte se sumó que los nuestros hoy no tuvieron clase, desinfección.

Tenemos también ya la primera invitada, una amiga de Maite, que llegó hoy a las 7 de la tarde para quedarse a dormir y venir mañana temprano con nosotros.
Pili, que salió como las últimas doce noches de los últimos doce días desde que los amigos terminaron de rendir y que su llegada a la mañana será el signo de que hay que despertarse.
Tenemos nuevos y viejos padrinos y madrinas que se unen al grupo, que repiten, que siguen acompañando, que nos cuidan y otros a los que si las circunstancias hubieran sido distintas les hubiéramos pedido que fueran padrinos y madrinas de nuestras criaturas.
Contamos también con un calor que no afloja y que pareceria tornar insuficientes las latitas de Heineken del carrito rebosante en el que hoy viajaba Lolita en Jumbo.

Las estampitas que busqué hoy en un escenario absolutamente distinto del de la semana pasada, con un imprentero limpio, camisa abotonada sin pelos a la vista, el aire prendido que impedía que el cuerpo le goteara y el mismo programa de tele atronando el ambiente.

El último bautismo parecido a este fue el de Sonsi y Consu, las bautizaron juntas una mañana helada de 2007, no solo el frío era helado.
Xime estaba en Paris pero vino Ruth.
Hay una foto de ese día de More y Maite bien chiquititas. Maite que hoy nos dijo que quiere seguir la secundaria en su colegio y More que ya empezó primer año. En la foto están las dos muertas de risa, una risa que por suerte siguió sonándonos en los oídos.
Tenemos una cerveza compartida en estos días con quien las va a bautizar con quien compartimos muchísimo más que una cerveza.
Tenemos a Loli que se bautiza con el vestido de todos sus hermanos, tenemos a Tótal que se bautiza con ropa de Gaspi, el de los ojos preciosos.

Tenemos además la promesa de una coreo que están planeando las hermanas y sus amigas para los chiquitos y de un chef que no terminó todavía su producción pero muerto de sueño ya se fue a dormir.
Y tenemos a Enru y sus pelucas multicolores que ya probamos el día de fin de año.

Tenemos alegría. Tenemos bautismo. Tenemos fiesta.
Ya lo dije milagros, revanchas, goleadas.

lunes, 9 de marzo de 2015

Estampitas


Viernes 4 y media de la tarde.
Belgrano hirviendo de niños saliendo de los colegios, de autos trabando las calles, de fin de primera semana de clases.
Nos encontramos con Luis en Tronador con el tiempo bastante justo para pasar por una imprenta a encargar las estampitas porque si no no llegamos a tenerlas listas para el bautismo.
Contamos exactamente con quince minutos para elegir el modelo que nos guste, anotar el texto, pagar y seguir cruzando Belgrano para buscar a las niñas.
El hombre que atendía nos da unas carpetas, una tarjeta de cartón con los precios y se mete en algún lugar a ver un programa de televisión.
Le damos vuelta con luis a las estampitas, los colores, los dibujos, si entra el lugar para las letras, si la imprimimos de atrás o de adelante, si son caras, si encargamos iguales para los dos o distintas.
Estampita elegida llamamos al hombre que aparece como desde la ultratumba, todo transpirado, la camisa desabrochada que deja ver todos los pelos del pecho, la tele que sigue atronando con la historia de alguien que está perdido o que lo estafaron o algo así.
Cantidad nos dice, 25 para cada uno.
Texto. Le dicta luis cuidadosamente, nombres de las criaturas, fecha del bautismo, iglesia. 
Llegamos a los padrinos de Loli, Lucas y Paula dice Luis y se queda mudo. Lo miro ¿no quedamos que poníamos a todos y que poníamos nombre y apellido?-le pregunto dándole el pie para que siga. No hay caso.
El hombre se impacienta, es evidente que quiere volver a su programa de tele.
Es que tienen dos madrinas lo atajo. Luis sigue mudo, me queda claro que tengo que seguir yo. Tomo aire.
No sé por qué creo que todo necesita explicación cuando no la necesita.
La chica es séptima hija, hay que poner a la presidenta primero le digo al hombre; ah ni idea me contesta.
Sí, sí le insisto yo, ponemos presidenta de la nación y el nombre de la mujer.
No le salía, lo escribía de todas las formas posibles y no le salia. 
Luis empezó a mirar el celular para no reirse, la tele seguia con las desdichas de algún ser humano, el pobre hombre tenía la camisa cada vez más abierta y más empapada, miré fijo los pelos goteándole de adentro de la camisa para no reirme yo; lo leo todos los días y no me sale se justificaba.
Se lo deletreo, termina por escribirlo.
Ahi sí le paso los nombres de la otra madrina y del padrino. 
En el medio lo mando a Luis que se vaya a buscar a las chicas y quedo sin su inestimable ayuda.
Pasamos a la segunda estampita, la de Tótal. El hombre en algún momento se dio cuenta de la seriedad del tema y al lado de nación añade por su propia iniciativa la palabra Argentina.
Completamos madrina y padrino, chau Florencia me dice cuando me voy. Super atento.
Volví a casa caminando.
Ni bien entro suena el teléfono, el hombre de la imprenta, tengo algunas dudas con el apellido de la madrina escucho desde su ultratumba televisiva. 
Me está jodiendo pensé, pero esta vez era el de Paula.
Vamos a llegar bien, quedate tranquila me avisa antes de cortar.
Con ese panorama no sé qué pensar.

Y ya que estamos gracias, en estos días La bici de Felipe cumplió un año.

martes, 3 de marzo de 2015

Fin de Ciclo


Entrar a sala de dos y verificar que la mayoría de los padres tienen como mínimo diez años menos que uno.
Que hay abuelos viendo a sus nietos comenzar la escolarización, con edades que podrían ser las nuestras.
Sentirse un ser monstruoso porque en franca oposición con el ambiente reinante, el impulso es dejar a los niños e irse y que la adaptación quede a cargo de las maestras y por qué no de todos esos grupos familiares que acompañan alegremente a sus criaturas que bien podrían hacerse cargo en su alegría de criaturas ajenas.

Sacar la cuenta de que hace exactamente catorce años que estamos entrando, de manera ininterrumpida, a alguna de las salas del jardín los primeros días de clase.

Ya no tener vergüenza de que Loli, recién ingresada a la escolaridad se rasca la cabeza a cuatro manos entre juego y juego con niños que seguramente de recuerdo de su primer día de vida escolar se lleven unos lindos piojos.
Ni preocuparse porque Tótal queda en un rincón agarrado a alguna parte del cuerpo de sus progenitores añosos.
Ni porque no tenemos nada, ni siquiera un celular oxidado, para registrar algunos de los gestos, muecas, sentidos de ambos entrando a la escuela.

Tirar del auto a las tres de la primaria que no empiezan primer grado, casi con una sensación de alivio porque pasarán por lo menos cuatro horas del día en un lugar que no es el hogar.
Ver después en fb todas las fotos de todo lo que nos perdimos por acompañar a los últimos dos que empiezan el jardín.

Mandar a Ro sola con el padre a empezar primer grado porque no hay nadie en casa para cuidar a los más chicos a los que el breve instante que estuvieron en el jardín los excitó en demasía y lo único que quieren hacer es tirarse vestidos y sin salvavidas a una pileta que para no hacer mudanza en la costumbre pronto se pondrá verde.
Ahora porque se rompió el barrefondo.

Tener la certeza de que siempre hay un super padrino o madrina para acompañar y confirmar que Roberto se fumó con el padre todo el acto de iniciación de primer grado de la chica.
Y volver a recibir fotos y videos. Por suerte.
Por eso es tan difícil encontrar el último padrino.
Por eso y por la madrina.

La sensación de que entiendo ya mucho mejor a los adolescentes.

A Pili que brillaba en su remera y nos hizo acordar de la historia de Medusa y los chicos que nos querían levantar a Vero y a mí, ahí, en la fuente del congreso, cuando teníamos dieciseis años, entendieron Merluza y huyeron despavoridos a buscar chicas menos stalinistas.
A Clari, a la que le trato de explicar con un abrazo tantas cosas.
A Male, a la que le trato de explicar latín con el royo.
A Maite, cuando empieza a crecer, como el mar como la tarde que nos quedamos hablando casi dos horas en la playa.

Hasta entiendo mucho mejor a Vale que desde Uruguay me jura que está gastando poca plata porque para almorzar compran atún y fiambre en el supermercado y me avisa riéndose que ayer se cruzaron con Tabaré, y me manda, uno más, un video con el hombre ahí al lado saludándolos.

Y así todo el primer día de clases termina´con Pili diciéndome, no sé bajo efectos de qué sustancia, que quiere tener otro hermanito.
Ni lo intenten.

Acá, fin de ciclo, verdadero.