lunes, 9 de marzo de 2015

Estampitas


Viernes 4 y media de la tarde.
Belgrano hirviendo de niños saliendo de los colegios, de autos trabando las calles, de fin de primera semana de clases.
Nos encontramos con Luis en Tronador con el tiempo bastante justo para pasar por una imprenta a encargar las estampitas porque si no no llegamos a tenerlas listas para el bautismo.
Contamos exactamente con quince minutos para elegir el modelo que nos guste, anotar el texto, pagar y seguir cruzando Belgrano para buscar a las niñas.
El hombre que atendía nos da unas carpetas, una tarjeta de cartón con los precios y se mete en algún lugar a ver un programa de televisión.
Le damos vuelta con luis a las estampitas, los colores, los dibujos, si entra el lugar para las letras, si la imprimimos de atrás o de adelante, si son caras, si encargamos iguales para los dos o distintas.
Estampita elegida llamamos al hombre que aparece como desde la ultratumba, todo transpirado, la camisa desabrochada que deja ver todos los pelos del pecho, la tele que sigue atronando con la historia de alguien que está perdido o que lo estafaron o algo así.
Cantidad nos dice, 25 para cada uno.
Texto. Le dicta luis cuidadosamente, nombres de las criaturas, fecha del bautismo, iglesia. 
Llegamos a los padrinos de Loli, Lucas y Paula dice Luis y se queda mudo. Lo miro ¿no quedamos que poníamos a todos y que poníamos nombre y apellido?-le pregunto dándole el pie para que siga. No hay caso.
El hombre se impacienta, es evidente que quiere volver a su programa de tele.
Es que tienen dos madrinas lo atajo. Luis sigue mudo, me queda claro que tengo que seguir yo. Tomo aire.
No sé por qué creo que todo necesita explicación cuando no la necesita.
La chica es séptima hija, hay que poner a la presidenta primero le digo al hombre; ah ni idea me contesta.
Sí, sí le insisto yo, ponemos presidenta de la nación y el nombre de la mujer.
No le salía, lo escribía de todas las formas posibles y no le salia. 
Luis empezó a mirar el celular para no reirse, la tele seguia con las desdichas de algún ser humano, el pobre hombre tenía la camisa cada vez más abierta y más empapada, miré fijo los pelos goteándole de adentro de la camisa para no reirme yo; lo leo todos los días y no me sale se justificaba.
Se lo deletreo, termina por escribirlo.
Ahi sí le paso los nombres de la otra madrina y del padrino. 
En el medio lo mando a Luis que se vaya a buscar a las chicas y quedo sin su inestimable ayuda.
Pasamos a la segunda estampita, la de Tótal. El hombre en algún momento se dio cuenta de la seriedad del tema y al lado de nación añade por su propia iniciativa la palabra Argentina.
Completamos madrina y padrino, chau Florencia me dice cuando me voy. Super atento.
Volví a casa caminando.
Ni bien entro suena el teléfono, el hombre de la imprenta, tengo algunas dudas con el apellido de la madrina escucho desde su ultratumba televisiva. 
Me está jodiendo pensé, pero esta vez era el de Paula.
Vamos a llegar bien, quedate tranquila me avisa antes de cortar.
Con ese panorama no sé qué pensar.

Y ya que estamos gracias, en estos días La bici de Felipe cumplió un año.

1 comentario:

  1. Mientras no haya puesto Kerner o Kirchener o Kishner...

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