miércoles, 19 de agosto de 2015

Opciones



Ir y venir llevando y trayendo chicas a scouts desde la mañana como cualquier sábado.
Encerrarme a contar los endecasílabos y los heptasílabos de la canción de la toma de Larache de Góngora, la que empieza “En roscas de cristal serpiente breve”, tratar de desentrañar la métrica y entender cómo explicarla.
Quedarme toda la tarde con Jade enseñándole lengua para su examen del 29 y reflexionando cómo finalmente es, siempre, la lucha de clases.

Arreglar los pats para el partido del domingo contra Derecho, sin acordarme que hace cuatro años cuando jugamos me hicieron once goles, por segunda y última vez en mi vida.
Comprar algo en la ferretería que me agarre los patitos a los pies, una cinta adhesiva fuerte o unos clavos.

Vaciar la biblioteca y pasarme el día entre los libros, ordenándolos y sacándoles la mugre.
Limpiar la pileta llena de todo el verde de los últimos tres meses e intentar arreglar la bomba para tenerla lista en esos veranitos que siempre vienen en agosto.
Rellenar formularios on line antes de que se cierren.
Terminar de leer el libro sobre El PC argentino y la dictadura militar que me está ocupando el poco tiempo libre que tengo.
Recorrer concesionarios buscando el Nissan Note verde petróleo.

Ir con Valen a comprarnos corpiños para poder tirar a la basura los harapos que estamos usando actualmente.
Sacarle los piojos a alguna de mis hijas o hijos, tal vez sacármelos yo misma.
Practicar la tercera y la cuarta coplas de las sevillanas o un poco las castañuelas.

Ir a pasear un rato al barrio chino con Luis, comprar langostinos para comerlos a la noche con cerveza negra.
Mirar a Octi, a Estani y a Tótal jugar a la pelota en el jardín, a veces pateándola, a veces llevándola con la mano.
Irme con Pili, Anita y tal vez Mariana a una peña de La Cámpora.
Escribir el post más lindo que pueda y ponerle de título Quince, que viene después del Catorce  .

No poder resolver nada hasta no saber si el sábado, en mi calendario hecho de cicatrices, me toca un día jabalí o un día diamante.


1 comentario:

  1. Yo voto porque sea un día de diamantes aunque a veces es imposible evitar que el jabalí aparezca. Igual, desde donde esté, Felipe siempre te va a tirar la figurita que te falte.

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