miércoles, 2 de julio de 2014

La Raulito

Aprendí el fútbol desde chiquita, con mi abuelo, mi papá, mi hermano, mis amigos del cole, la mayoría de Boca menos Hernán que es de Independiente y Luis.
Pero aprendí también a no opinar mucho de fútbol entre varones.
La mayoría nunca toma lo que una mujer dice del mismo modo que si lo dijera un hombre, hay o como un gesto de comprensión como a quién le falta algo y se lo comprende o una mueca de burla, casi la misma imagen de cuando Vero fue a la tele a hablar del Papa Francisco, figura tan presente en estos días mundialistas, y el hombre que tenía al lado le hizo como que estaba loca.
Y peor con los hinchas de la selección.

Por eso y sobre todo en los Mundiales el lugar de las mujeres está relegado a un paneo analítico sobre los jugadores más lindos, de mejor cuerpo, los más hombres, tal vez hasta para llegar a esto que muestra que ahora son selfies en boxer pero antes había un un fotógrafo dispuesto a todo.
Pero más que nada significa que cuando en un equipo falta el fútbol así es como se construyen los héroes, así y con la tele, repitiendo una y otra vez las mismas jugadas, los mismos epítetos, relatando siempre un mismo partido con los mismos tres o cuatro jugadores, la toquen o no la toquen.
De allí a lo futbolístico, un abismo y el discurso masculino que moldea, regula y dosifica pero con una bandera argentina atrás.
Y todos quedamos contentos y cómodos.

Por eso no arranco del todo con este post, porque me parece estéril, vano. 
Y encima, elegir y decidir quién y cómo posee el carnet de verdadero hincha, de verdadero interpretador, lo hace estalinista aunque eso no sería un problema tan grave, estamos acostumbrados, una familia de doce personas funciona, o creemos que funciona solo bajo un férreo stalinismo.

El hincha de la selección es un hincha acrítico, televisivo, una ignorante wikipedia actualizada cada minuto con saberes útiles e inútiles del mundial que se está jugando. Allí no hay discusión posible, ni diálogo.
Pero, por las circunstancias de mi cotidianeidad, me tocó compartir el espectáculo de los partidos con Kp y con Lucas, dos hinchas de fútbol, dos chicos que van todos los domingos a sentarse a la popular de River.
Veo los partidos, grito, puteo, critico, me enojo y ellos, como verdaderos hinchas de fútbol deberían entenderme, darme la razón.
Me miran como si además de mujer y vieja fuera alienígena. ¿por qué no te gusta la Selección?- me dicen

Y la verdad que no les puedo explicar las diferencias entre el equipo argentino de México, de Italia incluso y esta selección lavada y tatuada que nos ofrecen las pantallas de la FIFA.
Que conocíamos a todos los jugadores, o porque habían jugado bastante en el fútbol argentino o porque seguían jugando acá, que el chino Tapia le pegó una en el palo a los ingleses, que Bochini les metió un taco o al revés, ya no me acuerdo, que estábamos enamoradas por juego y no por potredad del Tata Brown,un central que metió un gol en una pata o de Valdano que era un goleador.
No les puedo explicar que un verdadero diez es el que se carga el equipo en los tobillos, en las mandíbulas, en los huevos y no uno que da vueltas errático, egoísta, hasta que se le ocurre agarrar la pelota y hacer un gol para la tribuna. No les puedo explicar que los defensores pueden hacer algo más que pegar pelotazos al aire o al corner y que se puede ser un buen arquero y no dar rebotes y jugar un poco más adelante que abajo de los palos. Y que un nueve la tiene que revolear cincuenta veces, porque a lo mejor en la cincuenta y uno la mete y gracias a eso dejás afuera, por ejemplo, a Brasil.
Trato de decirles todo eso pero veo que no los convenzo, una vez más son varones asintiéndome a la fuerza, y éstos peor porque podría decirse que tienen una suerte de relación de dependencia, el yerno y el niñero.
Y repito me extraña que no me entiendan, ustedes que ven fútbol en la cancha todos los domingos, pero siguen con cara de nada, y ahí dudo un poco, capaz la que estoy confundida soy yo.
Sin embargo en algún punto lejanísimo del universo fútbol me dan la razón: ambos simpatizan bastante con Colombia, y no dicen por qué, pero es claro: el conocimiento que tienen de muchos jugadores de la selección Colombia por verlos jugar los domingos en River.
Creo, interpreto, decido que es por eso, quedo contenta,  el futuro puede ser peor .

Igual este Mundial tiene escenas buenas:

Mis tres hijas de la primaria saliendo exultantes de la escuela, las caras pintadas con banderitas argentinas después de ver los partidos en pantalla gigante. Y Consu, en su mundo, que me dice cuando hacen gol gritamos gol y cuando casi hacen gol gritamos uuh
Belgrano y Villa Urquiza se llenan a la tarde temprano, después de los partidos de la selección de parejitas adolescentes arrinconadas contra las paredes, huidos del colegio, festejando a su modo el triunfo argentino.
Veo todos, absolutamente todos los partidos. En la tele de mi cuarto ordené los placares, en la tele del playroom ordené todos los canastos de los juguetes. Sigo sin encontrar las llaves del auto
En registro minita chapeau para Puma por las camisetas pegaditas al cuerpo de los jugadores y por hacer que algunos usen botines rosas y en ese mismo registro el lindísimo artículo de Lucía sobre Lavezzi. 

Y el Mundial sigue. Prometo un post más amable en días, cuando Argentina salga campeón.






3 comentarios:

  1. 2 aclaraciones. Una, aporte de Luis, el tata Brown hizo su gol con el hombro salido, no tenía nada en las piernas. Otra de mi hermano el del taco fue Trobianni, en la final contra Alemania, en México 86.

    ResponderEliminar
  2. Ironía.Pero si sale campeón estoy cubierta. No sé, yo pensé que iba a salir campeon Brasil y mirá...

    ResponderEliminar