Aprendí el fútbol desde
chiquita, con mi abuelo, mi papá, mi hermano, mis amigos del cole,
la mayoría de Boca menos Hernán que es de Independiente y Luis.
Pero aprendí también a
no opinar mucho de fútbol entre varones.
La mayoría nunca toma lo
que una mujer dice del mismo modo que si lo dijera un hombre, hay o
como un gesto de comprensión como a quién le falta algo y se lo
comprende o una mueca de burla, casi la misma imagen de cuando Vero
fue a la tele a hablar del Papa Francisco, figura tan presente en
estos días mundialistas, y el hombre que tenía al lado le hizo como
que estaba loca.
Y peor con los hinchas de
la selección.
Por eso y sobre todo en
los Mundiales el lugar de las mujeres está relegado a un paneo
analítico sobre los jugadores más lindos, de mejor cuerpo, los más
hombres, tal vez hasta para llegar a esto que muestra que ahora son
selfies en boxer pero antes había un un fotógrafo dispuesto a todo.
Pero más que nada significa
que cuando en un equipo falta el fútbol así es como se construyen
los héroes, así y con la tele, repitiendo una y otra vez las mismas
jugadas, los mismos epítetos, relatando siempre un mismo partido con
los mismos tres o cuatro jugadores, la toquen o no la toquen.
De allí a lo
futbolístico, un abismo y el discurso masculino que moldea, regula y
dosifica pero con una bandera argentina atrás.
Y todos quedamos
contentos y cómodos.
Por eso no arranco del
todo con este post, porque me parece estéril, vano.
Y encima, elegir
y decidir quién y cómo posee el carnet de verdadero hincha, de
verdadero interpretador, lo hace estalinista aunque eso no sería un
problema tan grave, estamos acostumbrados, una familia de doce
personas funciona, o creemos que funciona solo bajo un férreo
stalinismo.
El hincha de la selección
es un hincha acrítico, televisivo, una ignorante wikipedia
actualizada cada minuto con saberes útiles e inútiles del mundial
que se está jugando. Allí no hay discusión posible, ni diálogo.
Pero, por las
circunstancias de mi cotidianeidad, me tocó compartir el espectáculo
de los partidos con Kp y con Lucas, dos hinchas de fútbol, dos
chicos que van todos los domingos a sentarse a la popular de River.
Veo los partidos, grito,
puteo, critico, me enojo y ellos, como verdaderos hinchas de fútbol
deberían entenderme, darme la razón.
Me miran como si además
de mujer y vieja fuera alienígena. ¿por qué no te gusta la
Selección?- me dicen
Y la verdad que no les
puedo explicar las diferencias entre el equipo argentino de México,
de Italia incluso y esta selección lavada y tatuada que nos ofrecen
las pantallas de la FIFA.
Que conocíamos a todos
los jugadores, o porque habían jugado bastante en el fútbol
argentino o porque seguían jugando acá, que el chino Tapia le pegó
una en el palo a los ingleses, que Bochini les metió un taco o al
revés, ya no me acuerdo, que estábamos enamoradas por juego y no
por potredad del Tata Brown,un central que metió un gol en una pata
o de Valdano que era un goleador.
No les puedo explicar que
un verdadero diez es el que se carga el equipo en los tobillos, en
las mandíbulas, en los huevos y no uno que da vueltas errático,
egoísta, hasta que se le ocurre agarrar la pelota y hacer un gol
para la tribuna. No les puedo explicar que los defensores pueden
hacer algo más que pegar pelotazos al aire o al corner y que se
puede ser un buen arquero y no dar rebotes y jugar un poco más
adelante que abajo de los palos. Y que un nueve la tiene que revolear
cincuenta veces, porque a lo mejor en la cincuenta y uno la mete y
gracias a eso dejás afuera, por ejemplo, a Brasil.
Trato de decirles todo
eso pero veo que no los convenzo, una vez más son varones
asintiéndome a la fuerza, y éstos peor porque podría decirse que
tienen una suerte de relación de dependencia, el yerno y el niñero.
Y repito me extraña que
no me entiendan, ustedes que ven fútbol en la cancha todos los
domingos, pero siguen con cara de nada, y ahí dudo un poco, capaz la
que estoy confundida soy yo.
Sin embargo en algún
punto lejanísimo del universo fútbol me dan la razón: ambos
simpatizan bastante con Colombia, y no dicen por qué, pero es claro:
el conocimiento que tienen de muchos jugadores de la selección
Colombia por verlos jugar los domingos en River.
Creo, interpreto, decido
que es por eso, quedo contenta, el futuro puede ser peor .
Igual este Mundial tiene
escenas buenas:
Mis tres hijas de la
primaria saliendo exultantes de la escuela, las caras pintadas con
banderitas argentinas después de ver los partidos en pantalla
gigante. Y Consu, en su mundo, que me dice cuando hacen gol gritamos
gol y cuando casi hacen gol gritamos uuh
Belgrano y Villa Urquiza
se llenan a la tarde temprano, después de los partidos de la
selección de parejitas adolescentes arrinconadas contra las paredes,
huidos del colegio, festejando a su modo el triunfo argentino.
Veo todos, absolutamente
todos los partidos. En la tele de mi cuarto ordené los placares, en
la tele del playroom ordené todos los canastos de los juguetes. Sigo
sin encontrar las llaves del auto
En registro minita
chapeau para Puma por las camisetas pegaditas al cuerpo de los
jugadores y por hacer que algunos usen botines rosas y en ese mismo
registro el lindísimo artículo de Lucía sobre Lavezzi.
Y el Mundial sigue.
Prometo un post más amable en días, cuando Argentina salga campeón.
2 aclaraciones. Una, aporte de Luis, el tata Brown hizo su gol con el hombro salido, no tenía nada en las piernas. Otra de mi hermano el del taco fue Trobianni, en la final contra Alemania, en México 86.
ResponderEliminarArgentina salga campeon??
ResponderEliminarIronía.Pero si sale campeón estoy cubierta. No sé, yo pensé que iba a salir campeon Brasil y mirá...
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