Hace unos díez días Luis me trajo de
regalo un libro de 900 páginas de Jumbo.
Estaba barato, 45 pesos y te lo
compré, me dijo.
Y en medio de las quinientas mil cosas
que tengo lo empecé a leer.
Es una historia de la
Fede, desde que se fundó, ya empieza con un conflicto por el año de
la fundación, el revisionismo, la historiografía oficial y la otra,
los archivos perdidos, las purgas y sigue así, con peleas, con idas,
con vueltas.
Pero lo sigo leyendo y
mientras lo leo me voy acordando de tantas cosas:
De mañanas de domingo al
alba yendo al Cervantes a ver al Bolshoi.
De exposiciones de la
industria de Checoeslovaquia, la RDA o Yugoslavia.
De una muñequita
lindísima que me compré en una de esas exposiciones que ya más
grande me llevaba de amuleto a las pruebas de latín.
De las Ferifiestas en los
bosques de Palermo y en el Parque Sarmiento.
De los planes que hacia
para que viniera Pugliese a mi casa a tocar Desde el alma el día de
mi fiesta de quince.
Del dia que Pugliese fue
al Zamorano.
De una noche, en el auto
que justo por la radio, radio Belgrano, pasaron una canción de
Violeta Parra a quien yo no conocía.
De la noche del Luna Park
y de Santiago Feliú.
Del reloj del Kremlin que
tocaba la Internacional.
De la bronquitis
fuertísima que le agarró a mi papá en Kiev.
De los libritos que
repartían en los aeropuertos sobre el ejército rojo.
Del día que mi papá no
me dejó afiliar a la Fede.
De un acto en Callao que
yo fui sola y lo llamé y le dije vení, que está buenísimo.
Y él que había pasado
por mil actos vino, no tanto porque el acto estaba buenísimo, sino
para acompañarme.
De un martes, cuando yo
todavía daba prácticos a la tardecita, que lo alcancé al local de
Acuña de Figueroa, no sé ni cómo lo alcancé, ni cómo dí la
clase, porque al mediodía se había casado Galo y habíamos tomado
muchísimo champagne.
De otro martes, que yo
estaba embarazada de Felipe y volvía de Puan en un taxi y por ahí
lo veo a mi papá manejando su auto, en mitad del camino porque justo
venía de una reunión y entonces me trajo él a casa.
De cómo a veces tal vez
se puede estar equivocado pero se puede ser coherente, y ser un
ejemplo.
Y de mis formas de
extrañarlo tanto en estos cinco años.
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