Y la primavera no termina de empezar.
Solo me di cuenta por
Luis que sale a la calle y se queda sin poder respirar por las
porquerías que vuelan en el aire. O cuando miro el jardín, que
parece una selva abandonada. Una selva-soledad.
Ayer, los chicos se
metieron en la pileta helada mientras tomábamos mate con Lidia y
hablábamos de Fenice y Cligés, en la misma cocina que hoy se está
inundando con la lluvia, entraba el sol.
Ayer, también la
primavera había llegado en el acto de los cien años del normal,
lindísimo, lleno de banderas y de recuerdos.
La primavera en la
capacidad de emocionarnos, en las chicas haciéndole cordón a la
bandera, en Sonsi cantando, en darnos cuenta de que de esos cien años
nosotros pasamos ahí casi veinte.
La primavera en Consu que
fue como público, que cantó todo a los gritos y que se encontró con
su madrina. En el abrazo fuerte con Rosalía y con tantos más.
En tantas maestras que
volvimos a ver, que nos hicieron acordar de Valen en primer grado, de
Pili en séptimo.
La primavera en una foto
de nenes del jardín en un taller de hacer máscaras, congelados, ahí
tras unas máscaras de conejos con sus mamás mirándolos desde
atrás.
La primavera en el video
de los cien años desde el que saludaban Estani y Octi y Gaspi y
Santi y tantos otros amigos que fuimos haciendo en este tiempo. En
Sole, Rochi y Viole que las extrañamos en el acto.
La primavera que pareció
empezar también al mediodía, acto terminado, cuando salimos rumbo
a la camioneta de Luis, que se había tenido que volver antes a casa
para quedarse con los más chicos. Con las cuatro nenas mías y dos
prestadas, no hubo forma que le sacara al auto el freno de mano. En
la vereda unos obreros de Edenor pasaban cables, salgo del auto y les
pregunto si les puedo pedir un favor,como no me contestan. ¿no me
pueden sacar el freno de mano? Porque lo puso mi marido, y lo pone
muy duro, seguí explicando, algo no me sonaba del todo bien, uno de
los hombres de Edenor, impasible, se subió al auto y nos sacó el
freno.
Me reí ; ahí también
la primavera.
Y en Valen que después
de encontrarnos a la mañana con sus maestras de primer grado va y
vuelve de la facultad, de las clases de estadísticas, de lo de kp,
de la cena de año nuevo; en Pili que finalmente tenía razón en sus
cálculos.
En la imposibilidad de
recibirla, como hicimos con el invierno, comiendo con Xime y Guille.
En la tercera copla de
las sevillanas que empezamos a aprender el lunes.
En Candelita que cumplió
años. En Ceci, que está organizando un lindo encuentro para mañana.
En otra foto, la de mi
escritorio, la de una mamá con su nene lleno de rulos un día de
primavera en el Zoológico.
Y en Loli y Tótal,
porque cuando empiece en serio la primavera me los voy a llevar por
primera vez al Zoológico, a congelarlos en una foto.
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