Reflexiones desde un 2014
que se escapa pisando crepúsculos en un día en el que ya Sonsi se
abrió la cabeza con la punta de la ventana por ir rápido a atender
el teléfono, en el que Loli comió pimienta y Ruli cayó rodando por
la escalera por culpa de una gotera que la hizo resbalar, en el que
les dije que no a cinco de mis criaturas en Júpiter cuando me
pidieron un volcán de 160 pesos delante de un hombre que se llevaba
una caja del tamaño de dos split con una leyenda que decía cinco
minutos de luces y que en proporción con las cajitas de 1000 pesos
que llevaba el resto de los clientes saldría alrededor de 50.000.
Reflexiones sobre las
mejores fiestas de 2014.
La de mi cumple, que
comimos cordero. Que bailamos aunque no había alquilado luces, ni
máquina de humo, la del cumple de Consu, la del cumple de Sonsi y
Ruli, la del cumple de Octi y Estani. Con todos los amigos, los
amigos de las hermanas, los de los hermanos, las madrinas, los
padrinos, el inflable, el tejo, el pool, el metegol, la reja llena de
globos de colores.
La del cumple de tres
años de Martín que ya es el acontecimiento de fin del verano, o de
principio de las clases.
La de esa mañana en
Ezeiza, con Lidia, que una de las chicas se había planchado el pelo
y nos trajo una torta, fue mi cumple y vino mi novio de visita nos
explicó.
La fiesta de 40 de
Soledad. Las historias de su tía andaluza.
La del cumple de Eze, en
San Justo, con once chicos por la general Paz.
La mega fiesta que no
hicimos pero deberíamos haber hecho el día que le ganamos a los
chinos, al ministerio y a los idiotas de turno. Con Sofi, con Ceci,
con Jorgelina, con Amalie, con todos los que nos acompañaron, con
todas las que me dijeron Flor si no cambian nada los ayudamos
llevandónos y trayendo chicas.
La de fin de año del
Zamorano que bailamos sevillanas y el meneaito.
La de cumple de Santiago
y todo el cariño.
El día del brindis del
instituto. El abrazo previo con Vero y con Eva en el medio de Alsina
celebrando a More y a la vida, el abrazo siguiente con Paola después
de tanto tiempo.
No fiestas, pero comidas,
la que Patricia encontró a Góngora en el baño, la que nos quedamos
hasta que cerraron el restaurant al borde del mar con Xime y Meneca,
las dos que hicimos en la casa de Ceci recordando las lecciones sobre
la tundra, la de marzo en contigo Perú, la de las vacaciones de
invierno en garbis.
La noche de Tecnópolis
de Raíz, sola con Luis entre los relámpagos comiendo albóndiga de
llama con quinoa y tomando vino mendocino.
La noche en Tancat
después de ver Esto también pasará.
La noche que salió
campeón River esperando a Vale y a Kp buscando a Consu en lo de
Gaspi, tocando bocina por la calle.
Las noches de madrugada
después de Homeland, The Strain, The last ship, House of cards,
Helix, Broadchurch, Tyrant y todas las series de 2014.
Por un 2015 lleno de
fiestas.
De bautismo, de cumples,
de comidas, de teatro, de series, de madrugadas.
Por la suerte de que no
se estila festejar los quince de los varones y no hay sal para la
herida.
Por la que voy a hacer
cuando La bici llegue a su entrada número 100, con todos los que
aparecen, leen, acompañan. Con una caja del tamaño de dos split
llena de pulpo. En el Zamorano.
Los que no comen que me
vayan avisando así les hago pollo.
¡Feliz año para todos!