Te acompaño me dijo
Luis, la última vez que fuiste sola a una primer ecografía hiciste
lío se rió recordando la primera ecografía de los gemelos, en la
que fui sola y en la que me enteré que eran gemelos.
Entramos y la ecografista
nos retó, cuando son dos tienen que avisar, así les damos dos
turnos, esta vez el lío lo habíamos hecho juntos.
Me largué a llorar y no
paré hasta llegar a casa, y eso que tuvimos que dar una vuelta
larga, casi hasta el Zamorano.
No veo la diferencia
entre nueve y diez nos despidió la ecografista, cerrando media hora
de trato inmejorable.
Rápidos y tranquilos
pasaron casi ocho meses, una vez me contó Vero que en Francia las
mujeres para hacerse amigas se cuentan los partos, yo no me canso de
repasarlos y a veces de contarlos.
Éste fue el último,
técnicamente la última cesárea.
Llegamos temprano para
hacer todos los trámites. Claudia, que me había llevado de la mano
todo ese tiempo se había intoxicado el fin de semana con un helado,
me llamó llorando de la fiebre, te va a atender otro médico, otra
partera, a mí que siempre tuve el privilegio de elegir cómo, dónde
y cuándo parir me esperarían unos extraños en la sala de partos.
Fabiana, que me había
escuchado desde el principio, que me había visto llorar de miedo por
un segundo parto doble, que me había aconsejado y me había
convencido una vez más, ya había avisado a toda neonatología.
Me dieron la peridural y
la presión me bajó a dos. Cuando entró Luis ya me había subido de
vuelta. Tajo y llanto, primero el varón, nombre, es el último le
recordé a Luis casi pidiéndole por favor, quiero que un hijo mio se
llame Cristóbal.
Otro llanto y la beba
cuyo nombre ya teníamos decidido del día anterior: Dolores.
Dos bebés preciosos,
diminutos.
Después, las placentas,
el olor a quemado de la cauterización, la descripción de las
paredes muy finas del útero, que no se te ocurra tener otro más,
las enfermeras yendo y viniendo, la habitación.
A la tarde trajeron un
ratito a Dolores, a ver si se prendía a la teta.
No hubo caso, todavía no
tenía succión, el hermano menos. Se quedan en neo.
Me imagino otro mes ahí,
como con los gemelos.
A los dos días me fui
yo, a los tres ellos.
Ahora Cristóbal y
Dolores son Loli y Tótal.
Loli es una muñequita.
Tótal es igual a Octi pero ve las fotos de Felipe y dice mí.
Cumplen dos años,siguen
tomando la teta y siguen durmiendo con los padres.
Son nuestros bebés.
La mayoría de las veces no hay
nada.
Pero algunas veces hay
milagros, hay revanchas, hay goleadas.
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