Sábado a la tarde. Casi noche.
La abuela hizo un té con sus amigas y
nosotras pasamos con Valen un rato a la salida de los scouts de las
chicas.
Venían Xime, Guille y Lu
a comer lentejas.
Antes de volver a casa
teníamos que ir a Jumbo a comprar algunas cosas, pan, morrones y
bebida. Salimos de lo de la abuela Valen, Maite, Sonsi, Consu, Ruli y
yo, más un teclado gigante que Kp le había prestado a Sonsi para
que llevara a los scouts que no sé cómo Gastón lo hizo entrar en
la camioneta de Luis, más el pie del teclado que nos olvidamos y
tuvo que volver a buscar Maite.
Todos a Jumbo.
En el estacionamiento
acordamos que bajaba yo sola, sobre todo por la seguridad del teclado
y su pie.
No sé cómo se escabulló
Consu y cuando me dí vuelta ya la tenía al lado mío en la rampa.
A los dos minutos veo a
Maite y a Sonsi cruzando a las corridas el estacionamiento para que
las esperara y a los cinco Valen y Ruli con la excusa de que no nos
vamos a quedar solas en el auto.
Buscamos el pan, el
morrón y las mando a buscar Coca, sí o sí tengo que comprar
forros, se nos acabaron hace unos días y en eso ya somos
fundamentalistas.
A veces me imagino
nuevamente embarazada, ahora de trillizos y una larga fila de gente
con nombre y apellido encabezada por mis hijas mayores y detrás de
ellas otras personas conocidas más todos los profesionales presentes
en mi última cesárea reprochando nuestra irresponsabilidad.
Sí o sí tengo que ir en
procura de los forros.
Pero cuento con algunas
desventajas: no me puedo sacar de encima a Sonsi, Consu está manija
para comprar las figuritas de la Chile y tenemos que pasar las cosas
por el scanner de la caja rápida.
Maite y Valen ya están
en la caja, hago tiempo la mando a Consu a buscar sus figuritas,
Sonsi pide permiso para comprar chicles, le digo que sí y también
me la saco de encima.
Encuentro lo que busco.
Tanto las figuritas como
los Prime vienen en cajitas de plástico, Maite scanea las figuritas
sin problema pero no puede creer lo que le estoy dando en la otra
cajita.
Pone cara de asco y se lo
aleja del cuerpo.
Y el scanner no pasa, la
pobre Maite vuelve a probar frente a los gritos de sus hermanas que
preguntan qué es eso y los forros no pasan.
De atrás escucho la voz
del sentido común, la de Valen, que me avisa mirá que en farmacity
hay dos por uno.
Los devuelvo a su lugar.
Volvemos a casa.
Más tarde tengo que
llevar a Pili al subte, le contamos la historia, Valen insiste con el
dos por uno. Uno para vos y otro para ella reflexiona Pili y Valen se
enoja.
No necesito dice, y
pienso que ya no quiero ni abrirle el placard por no encontrarme con
la tableta de pastillas.
Pienso que por lo menos
Pili no dijo uno para vos y otro para mí.
E inevitablemente pienso también que rapidísimo que crecen todas.
De vuelta del subte
paramos en farmacity.
Valen se queda en el auto
con Sonsi a la que no nos podemos nunca sacar de encima. Fijate lo
que comprás me dice antes de que me baje, no vayas a confundirte y
cuando llegues a la caja hagas el papelón de tener que ir a buscar
otra marca u otro modelo.
Le faltó decir por hoy
ya hiciste bastantes papelones.
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