lunes, 29 de junio de 2015

Tortuga






Hace algunos años una tarde de enero Camila nos dejó una caja de zapatos con una tortuga adentro.
Empezaban unas obras en su casa y la mejor opción era dejarla con nosotros para que la cuidáramos por unos meses. Se llama Hugo nos dijo
El tiempo fue pasando; las obras en la casa de Camila se terminaron y la tortuga se quedó acá. Todavía no sé si le pusieron Hugo por la rima, tortugo Hugo o por Chávez o por las dos cosas.
Como sea la tortuga quedó como parte del hogar.
Otra parte del hogar es Vero, una nueva chica que viene a limpiar, no demasiado frecuentemente, una vez por semana, una vez cada quince días, como pinte la ocasión.
La semana pasada tuvimos bastante suerte, vino dos veces.
El lunes y el miércoles.
Fueron días de mucho frío y Hugo ya está hibernando. Abajo de la parrilla, en el lugar donde guardamos el cloro, el carbón y la leña.
Se ve que a la mujer ese lunes le dio pena el animal y lo metió en  el cuartito, el del fondo, donde ella se hace espacio no sé cómo para cambiarse y a veces para ducharse.
El miércoles, antes de irse, me llamó con la cara desencajada. Me dijo no sé qué pasó con la tortuga, yo la puse arriba de unas calzas que habia en el cuartito y ahora no está más y encima hay una rejilla destapada cerca,para mí que se cayó, terminó el relato visiblemente mortificada.
No importa, le contesté, no te preocupes. De todas formas para tranquilizarla del disparate que me estaba planteando la acompañé al fondo a inspeccionar el piso helado del cuartito.
La calza, que no sé muy bien cómo había llegado hasta ahí, estaba tirada en el suelo.Más allá,, en el ángulo de lo que parecería haber sido una suerte de cocina, una rejilla corrida dejaba paso a un agujero cuyo fondo era imposible de ver por lo profundo.
Para mí que se cayó por ahí repitió la mujer y siguió, yo que quise hacer una buena acción para que no tuviera frío ahora lo empeoré. Es imposible que pase por ahí dijo Luis que se había sumado al concejo.Re pasa refuté yo, viene caminando medio hibernada y se cae por el agujero.
Revisamos todo con la poca luz de los celulares porque por supuesto que en el cuartito no hay ningún tipo de luz artificial y esto debe haber ocurrido el día más corto del año. No apareció.
La pobre Vero se fue muy triste recordando una tortuga que ella tenía que también se había muerto. En algún momento consideré que capaz la mujer había urdido todo ese plan para robársela, pero después yo misma entendí que le iba a ser imposible emprender el viaje hacia su casa con ese animal, que pesa diez veces más que Tati, en un bolso.

A la mañana siguiente nos dimos cuenta de que los desagües del baño de Valen y de Pili, el de la bañera y el del lavatorio, no dejaban pasar el agua, no sabemos desde cuándo está así ni desde cuando que los baños de ducha se convertían en baños de inmersión por cómo se iba llenado la bañera. Luis buscó un cable de acero para pasarlo por los desagües.
Y ahí entonces yo completé el rompezabezas: el pobre Hugo caido en la rejilla había empezado a deambular por los caños y había precipitado el taponamiento de todas las cañerías, el agua en la bañera y en el lavatorio de Valen y de Pili se estancaba porque la tortuga estaba ahí metida.
Luis le dio con el cable, se puso un guante y sacó a las puteadas dos, tres, cuatro bolas de pelos podridos pegados con crema de enjuague llena de sarro, puso todo en una bolsa que no se podía ni agarrar del olor a podrido que tenía.

Y mientras tanto, Valen -a lo mejor compadecida del padre, al que solo le hubiera faltado tener que destaparles el inodoro- entró al cuartito con una linterna, revisó todo exhaustivamente y encontró a Hugo bien lejos, contra una pared, abajo de una cama.

Por las dudas, tapamos la rejilla.



1 comentario:

  1. ¡Ay, menos mal! Escuché historias horribles de los accidentes que tienen las tortugas en los domicilios. Ahora, si de verdad pesa más que Tati (que no pesa poco), aunque no multiplique diez veces su peso, Hugo debe ser una especie de Polifemo tortuguil.

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