jueves, 13 de agosto de 2015

Ruli



Febrero de 2008.
Un jueves a la mañana vino Camila y me dijo, te traigo esto que es adictivo. Me había grabado la primera temporada de Lost.
Después pasó Coni, creo que en bici, a visitarnos; por la medianera del jardín había bajado un gato que, asustado, se había metido en la parrilla. Yo estaba en la cama porque me había hecho una punción de la placenta, o de no sé qué. Miraba desde la ventana del dormitorio cómo trataban todos de sacar al gato para que no le hiciera nada a Tati.
Llevaba doce o trece semanas de embarazo.Y claro, quería un varón.
El gato se quedó un tiempo en la parrilla, era malísimo; una mujer que pasaba por la calle pidió permiso para entrar y ver si no era su gato que se le había perdido, cuando quiso mover al animal para verificar la identidad la mordió.

Ese febrero, por la punción, me tuve que quedar cuatro días en la cama, Luis compró la segunda y la tercera temporada de Lost y las vimos todas.
Cuando me dieron los resultados, la criatura estaba perfecta y era una nena: la sexta niña; todavía nos quedaban nombres.
El embarazo lo pasamos de acá para allá, con Vero, Camila, Eva, el auto de Luis, otra gente y los camioneritos.

Algunos meses después, en agosto, nacía Rosario.
Desde chiquita le decimos Ruli, porque era la única de las nenas que tenía rulos, muchos rulos; la segunda si contamos los de Felipe. Desordenados y desprolijos, como los de la mamá.
Ahora es la que tiene el pelo más lacio de todas. Pero todo el mundo le dice Ruli y ya nadie sabe muy bien por qué.
Dice bastantes disparates. Cuando era más chica se lastimaba toda la cabeza por rascarse y se llenaba de cascaritas, si le preguntábamos cómo se llamaba nos decía “cascarita en persona”. El otro día pidió invitar a su fiesta de cumple a algunos chicos chinos que van a su colegio, no son mis amigos me dijo, pero quiero que conozcan las costumbres de nuestro país, que coman chizitos siguió disparatando.

Algunos piensan que es más grande que Consu, otros que son mellizas.
A veces se llevan bien, otras dice que odia a sus hermanas.
Es la única que se duerme en un horario normal. A la mañana desayuna jugo de pomelo o té porque no le gusta la leche.
Despierta a Octi y a Estani y juegan a la mamá. Después de ella llegaron los varones.

Ruli, Ro, Rosario, Rulito, hoy va cumplir siete años y como todos los días se va a despertar brillando.

Va a iluminar un agosto que, irremediablemente antes de terminar, se ensombrece.

2 comentarios:

  1. Una nena feliz! Que con o sin rulos... ¡ilumina!
    Un abrazo a la familia!

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  2. Y en la misma tónica del disparate inauguró la serie compuesta por los tres "Luján Inés" de la familia.

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