Febrero de 2008.
Un jueves a la mañana
vino Camila y me dijo, te traigo esto que es adictivo. Me había
grabado la primera temporada de Lost.
Después pasó Coni, creo
que en bici, a visitarnos; por la medianera del jardín había bajado
un gato que, asustado, se había metido en la parrilla. Yo estaba en
la cama porque me había hecho una punción de la placenta, o de no
sé qué. Miraba desde la ventana del dormitorio cómo trataban todos
de sacar al gato para que no le hiciera nada a Tati.
Llevaba doce o trece
semanas de embarazo.Y claro, quería un varón.
El gato se quedó un
tiempo en la parrilla, era malísimo; una mujer que pasaba por la
calle pidió permiso para entrar y ver si no era su gato que se le
había perdido, cuando quiso mover al animal para verificar la
identidad la mordió.
Ese febrero, por la
punción, me tuve que quedar cuatro días en la cama, Luis compró la
segunda y la tercera temporada de Lost y las vimos todas.
Cuando me dieron los
resultados, la criatura estaba perfecta y era una nena: la sexta
niña; todavía nos quedaban nombres.
El embarazo lo pasamos de
acá para allá, con Vero, Camila, Eva, el auto de Luis, otra gente y
los camioneritos.
Algunos meses después, en agosto,
nacía Rosario.
Desde chiquita le decimos
Ruli, porque era la única de las nenas que tenía rulos, muchos
rulos; la segunda si contamos los de Felipe. Desordenados y
desprolijos, como los de la mamá.
Ahora es la que tiene el pelo más
lacio de todas. Pero todo el mundo le dice Ruli y ya nadie sabe muy
bien por qué.
Dice bastantes
disparates. Cuando era más chica se lastimaba toda la cabeza por
rascarse y se llenaba de cascaritas, si le preguntábamos cómo se
llamaba nos decía “cascarita en persona”. El otro día pidió
invitar a su fiesta de cumple a algunos chicos chinos que van a su
colegio, no son mis amigos me dijo, pero quiero que conozcan las
costumbres de nuestro país, que coman chizitos siguió disparatando.
Algunos piensan que es
más grande que Consu, otros que son mellizas.
A veces se llevan bien,
otras dice que odia a sus hermanas.
Es la única que se
duerme en un horario normal. A la mañana desayuna jugo de pomelo o
té porque no le gusta la leche.
Despierta a Octi y a
Estani y juegan a la mamá. Después de ella llegaron los varones.
Ruli, Ro, Rosario,
Rulito, hoy va cumplir siete años y como todos los días se va a
despertar brillando.
Va a iluminar un agosto
que, irremediablemente antes de terminar, se ensombrece.
Una nena feliz! Que con o sin rulos... ¡ilumina!
ResponderEliminarUn abrazo a la familia!
Y en la misma tónica del disparate inauguró la serie compuesta por los tres "Luján Inés" de la familia.
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