Entro a la página del CONICET. Siempre publican noticias científicas para que uno se informe de las novedades mientras espera que la página lo direccione a la pantalla que uno necesita.
Una
de las noticias científicas lleva un título más poético que de
ciencia: El color que brillará en el cielo. Explica por qué,
cuándo y cómo la luna se va a poner roja.
Y
la noticia sigue: Redonda,
roja, eclipsada, la luna será escrutada por millones de miradas esta
noche
El
título y la forma de empezar la noticia parece una poesía. Un lindo
ejercicio para mi clase del jueves podría ser escribir algo con eso.
Me adelanto y lo escribo
I
El
color que brillará en el cielo
rojo,
de sangre, redondo, eclipsado. No es la luna
Yo
ví una vez una luna roja, en Yalta, se hundía en el Mar Negro.
Todos
creen que van a ver una luna sangrante, un eclipse purpureando el
cielo,
no
la nieve.
Pero
la luna roja ya se hundió.
Esa
noche, en Yalta, había barro color ladrillo oscuro.
Y
la playa era de piedras blancas, lavadas. La vi por una ventana de
vidrios llenos de sal.
Todos
teníamos el mismo gusto en la boca: a luna hundiéndose en su propio
reflejo abandonado.
Hoy
escuché cómo una mujer decía, mañana a las 9 de la noche lo van a
pasar por la tele.
Sé
que aunque lo pasen por la televisión no es la luna.
A
la luna roja yo la ví hace mucho tiempo hundirse en las piedras del Mar Negro.
II
El
color que brillará en el cielo esta noche
es
el de la victoria.
Es
el humo rojo de las bengalas que tiraban desde la popular cuando
adentro de la cancha el arquero atajó el penal.
Cuando
el cielo del Bajo Flores se pintó de rojo, como esa tarde que nos
salvamos del descenso, cuando creíamos que el tiempo se quedaba ahí
sin pasar en esos tablones de madera.
El
arquero atajó el penal y empezo a brillar el cielo atrás de las
banderas.
El
delantero amagó para un lado, para otro; el arquero nunca se comió
el amague, se tiró al palo izquierdo, acarició la pelota con la
yema de los dedos y la sacó afuera, limpia, sin rebote.
El
cielo se oscureció de pronto, temblaron los edificios, llovieron
piedras las nubes, corrieron sangre los ríos y la luna solo quedó
iluminada por la luz de las bengalas.
La
tribuna explotó de alegría; y como el mejor vaticinio el humo rojo
tiñó el aire avisando que ahí, en el Bajo Flores se estaba
sellando el triunfo.
Ese es el color que brillará en el cielo esta noche.
III
El
color que brillará en el cielo esta noche
es el de salir en
el auto a buscar a Pili a lo de Anita.
Con
Sonsi, con Loli, con Tótal, con Octi, con Estani.
Escuchar
que Loli tiene miedo de la luna,
que Tótal dice que a la luna hay
que hacerle una casa y darle de comer pollo track,
que Estani se me
tira encima para ver mejor,
que Octi está más contento viendo un camión de basura que anda por la calle que la luna roja en el cielo
o que Pili, cuando sube al
auto, dice que el eclipse no está tan bueno, que la luna nada más
parece que está tapada por una nube.
Y pensar
que el color que brillará en el cielo esta noche
es también un poco el color del vacío