jueves, 27 de noviembre de 2014

Superclásico

Mañana de superclásico.
Superclásico que empezó anoche.
Pili llorando porque se llevó matemática, técnicamente lloraba no tanto porque había completado con la incorporación de las matemáticas el podio de diciembre sino porque la profesora también lloraba al mandarla. Le daba más pena la pobre docente que ella misma que tiene que rendir el 29 de diciembre, que además de ser 29 de diciembre es el día de su cumpleaños.
Buscamos a Consu. Salió de la casa de Gaspi vestida de jugadora de Boca, su amigo de los ojos preciosos le había regalado una camiseta violeta de Boca que a él ya le quedaba chica y unos shorcitos con el escudito y el número 9, todo de Viatri.
Consu contentísima.Pienso cómo vamos a hacer para dentro de cinco, diez o quince días convencerla para que ponga esa ropa a lavar. Encima Gaspi la invitó para hoy a ver el partido a la casa.
A las doce de la noche habíamos logrado acostar a todo el mundo, menos a Tati que andaba dando vueltas por los techos. Aparece Valen en el cuarto que quería ver los penales entre San Pablo y Medellín, que era en realidad Atlético Nacional. Mientras pateaban los penales nos preguntaba cuál de los dos equipos era preferible que pasara a la final. El de Colombia le contesté, siempre es complicado ir a Brasil. ¿qué es que sea complicado ir a Brasil?, me dice. No le contesté. Valen hablando de fútbol pone a prueba toda la paciencia que creo que me ha ido añadiendo a lo largo de esos últimos veinte años cada uno de mis hijos. Me enoja, me exaspera, me saca de quicio que cada domingo que juega River en su cancha, cada partido de copas extras que juega River en su cancha ocupa impunemente una platea junto a su novio y no sale del comentario promedio de aquél que no entiende nada de fútbol.

La mañana siguió de super clásico.
Me desperté a las seis con la luz que entraba por la ventana y me volví a dormir hasta las nueve. Maite y Pili ya estaban estudiando en la cocina, una geometría, la otra boquitas pintadas.
Luis ya se había ido y vuelto a tribunales.
Octi y Estani que tenían una costra de mugre de días y que sí o sí tenían que bañarse. Entro a ponerles el agua. El baño con un olor asqueroso y con cosas raras en el lavatorio, restos de alimentos. Miro bien y hecha un bollo en algún rincón de la bañera una toalla llena de vómito. Pero nadie parecía haber vomitado. Deben ser los bebés conjeturamos, pero ningún bebé puede juntar prolijamente el vomito con una toalla, ni embocarle en un lavatorio que les queda alto. Por ahi se escucha Consu ah, me parece que fui yo, pero no quiso agregar mucho más.
Claro, se le arruina el programa de la noche de visita futbolística a lo de su amigo de ojos preciosos
Justo en el momento en que voy a empezar a bañar a las criaturas suena el teléfono, la abuela, media hora de relatos variados. Justo en el momento en que cortó salen los chicos de la ducha, no sabés el color del agua me dijo Luis.
Recordamos el agua verde de la pileta que ya no tiene solución y la ponemos a vaciar; de todas formas este verano había que pintarla.

Mediodía. Consu come lo más bien. Maite cuenta los días que faltan para ir con Ceci al Colón a ver Cascanueces. ¿vos sabés cuál es el Colón del fútbol? Le pregunta Luis a Consu, la chica ya vestida con el equipo de Boca desconoce la respuesta, la Bombonera la instruye el padre. Yo le digo y la cancha de River ¿cómo se llama? , espero un Gallinero. El Monumental me contesta muy seria, camiseta violeta de Viatri. Sigue comiendo lo más tranquila, el vómito quedó lejos, en la madrugada.

Un poco antes del mediodía se había ido Pili, a su propio superclásico, a salvar teoría literaria, a despedazar a Puig. Misión casi imposible, aunque en este caso creo que no es por culpa de ella, nunca se lo dije ni se lo voy a decir, pero sus preciosas amigas que leen este blog se lo podrían avisar.
Un poco después del mediodía se va Valen al superclásico, camiseta de River, shorcito y una cartera al hombro. Hay que estar temprano porque si no hay unas gordas que ocupan los lugares me explica.
La tarde continúa tranquila, reunión de entrega de informes en la sala de rosario, la maestra llora, los presentes lloramos, firmamos las hojas, hablamos del acto de egresados, la maestra vuelve a llorar, los presentes volvemos a llorar, firmamos más hojas, nos vamos.

Yo iba a un jardín en la Boca, escuela 13 del distrito 4 República de Chile se llamaba. El otro día mientras buscábamos en la Boca un cajero con Xime antes de subir a la autopista para irnos a Mar del Plata era la hora de entrada de los colegios y las calles estaban llenas de chicos yendo al jardín, ahi me acordé de mi jardín República de Chile y Xime me contó que el de ella que se llamaba Wal Disney, que quedaba más para el lado del Zamorano, y que pese al nombre era público.
En ese jardín, en el República de Chile había en los zócalos unos cañitos.
Una vez un nene se abrió la cabeza con ese cañito. Mientras me acuerdo de eso me entra un wa de la mamá de Gaspi que se golpeó contra un cantero cuando jugaban a la pelota en el recreo,
Se suspende entonces el encuentro de amigos para ver el superclásico.
Si hoy ganara Boca podrían juntarse para ver la final. Que encima es contra un equipo colombiano, no tiene la dificultad que no entendía Valen de ir a jugar a Brasil.
Es un dilema, detesto a Boca, pero la amistad entre Consu y Gaspi podría dar vuelta eso.
Y no tener que soportar los comentarios de Valen si River sigue en carrera, no sé.


Un añadido:
Ayer se jugó la final de la copa Argentina, Huracán contra Rosario Central, la ganó Huracán. Me puse contenta, tengo muy buenos amigos de Huracán.
Ayer también se murió Angel Tulio Zof, el eterno técnico de Central.
Me dio pena. Yo le decía Zoft como si pronunciara mal el apellido y creo que Luis se enamoraba de esas cosas, antes hace veinticinco, veintiseis años, cuando teníamos diecisiete, dieciocho, cuando se enamoraba de mí por cualquier cosa, cuando nuestra pareja no era esta mezcla de empresa de transportes, de catering, de limpieza y de mantenimiento edilicio que es ahora, era un helado en barrancas, ir a tomar cerveza, ir a la cancha a ver cualquier partido.
Y capaz que entonces entiendo un poco más mi exasperación con Valen.  

lunes, 24 de noviembre de 2014

Plantas


Todo el fin de semana con la pileta verde.
Probamos con mucho cloro, con clarificador, con alguicida, con filtro, nada.
Por lo menos no tiene olor. A veces cuando se pone verde y la vaciamos, llegando al final los chicos empiezan que parece la playa, que hay olor a mar. Asqueroso, esta vez no.
El agua está limpia pero verde. Los chicos se metieron, invitaron amigos, llenaron la casa de niños, a nadie pareció importarle demasiado el color del agua.
Pili estuvo la mitad del fin de semana terminando un dibujo de plástica, de pop art dijo, dividió la hoja en seis, hizo unas cerezas de diferentes colores y con diferentes fondos, terminó contentísima, el último dibujo de plástica de mi vida, nos lo vino a mostrar, parecía de alguien de segundo grado, un desastre; la otra mitad del fin de semana la pasó estudiando matemática.
El viernes a la noche, a eso de las dos de la mañana parece que vinieron a visitarla unos muchachitos. Nosotros no escuchamos nada, ya dijimos con Luis, a la noche puede venir un elefante, entrar al jardín y comerse todas las plantas que recién nos daríamos cuenta a la mañana siguiente, o a la madrugada cuando se despierta Loli y se pasa a nuestra cama.
Vale estuvo la cuarta parte del fin de semana en casa, se fue el sábado a la tarde y volvió el lunes a la madrugada con Kp que hace mucho que no venía porque estaba estudiando, le creció bastante el pelo. Vale sigue estudiando, tiene el último parcial el miércoles y ya termina el cuatrimestre.

Se me rompió el celular, se me borraron todas las aplicaciones, todas las fotos y todas las canciones. De fondo de pantalla tenía una imagen de la pileta y las plantas, para que no me quedara blanca tuve que sacar otra foto igual pero ahora con el agua verde.
Y en tantas vueltas alrededor de la pileta descubrí que al cactus que me había regalado Soledad hace dos cumpleaños le habían salido como tres flores, descubrí también que las flores de cactus se abren y cierran si les da o no les da el sol.
Planté por vigésima vez una planta de albahaca, que habíamos comprado para hacer unas pizzas el sábado a la noche que vinieron Xime, Guille y Lu. Creo que pasaron veinticuatro horas y que ya se secó.
Entre tanta plantación conversamos con Pili de porros, de límites, de drogas blandas y duras, de inspiración y de inteligencia.
Conversamos también de la imagen esa espantosa, la del cierre que anduvo dando vueltas por la web hasta que la borraron, de posibilidades y de sexualidades.

Ahí me acordé la cantidad de niñas que hay en esta casa, y de que hace mucho, cuando estaba planeando este blog lo identificaba con la primera parte de la Soledad Segunda donde hay una cabaña de un pescador que tiene seis hijas mujeres y dos varones, todavía no habían nacido mis chiquititos, así buscaba entre los versos del poema algún título para el blog; me acuerdo que me parecía ideal el verso 197 de la Soledad Segunda que dice “concha, si mucha no, capaz ostenta”, ya lo tenía casi decidido, hasta se lo conté a Patricio, después la idea no prosperó y encima nacieron Loli y Tótal.
Loli contribuyó al espacio femenino a tal punto que se ganó a la presidenta como madrina.
Ahora igual tenemos que elegir, nos sobran madrinas y padrinos.

Pensando en la cabaña del pescador, una deuda del fin de semana, nos trajeron canchita de Perú, tendríamos que haber en algún momento de estos tres días preparado ceviche, pero no nos dieron ganas de ir a comprar pescado.
Capaz podríamos haber probado pescar en la pileta.
A lo mejor del fondo del agua verde salía algún lenguado, alguna merluza, algún abadejo.
A lo mejor del fondo del agua verde salía  Venus con Marte amarrado a su concha.




miércoles, 19 de noviembre de 2014

Materias


Intento corregir parciales, preparo mate, pongo en Ares toda la lista de reproducción de la Princesita y le saco a Maite una birome rosa
Luis se fue a llevar chicos al cole y a Vale a la cancha de River a hacer la cola de las entradas del super clásico.
Dejo a Loli y Tótal en la cocina con dos platos con pedacitos de pomelo.
A los diez minutos llega Loli al escritorio con los dedos pegajosos, miro el plato, el pomelo no se ve, está tapado con salsa barbacoa que entre los dos sacaron de la heladera.
A los once minutos llega Tótal con un durazno, conseguido no sé dónde con características similares. Voy a la cocina con temor de cualquier cosa y recuerdo la máxima de Luis, la hora escarlata, la que viene después del mediodía cuando quedan solos en medio de una falsa tranquilidad y un falso silencio. En esa hora todo es posible, hechos pintorescos que involucran mascotas Loli una tarde estaba limpiando a la tortuga con un trapito amarillo Tótal revolviendo y tal vez comiendo las piedritas de Tati o hechos más complicados que involucran incursiones en los cuartos de sus hermanas mayores y experimentos con esmaltes de uñas, resaltadores e incluso computadoras.
En la cocina estaba todo en orden, solo una montaña de salsa barbacoa engalanaba el mantel recién limpio pero no mucho más. Lo saqué y lo llevé al lavarropas junto con el acolchado de Octi y Estani al que alguien le había tirado jugo de naranja.

Volví a los parciales.
Nueva interrupción. WA de Pili, me pasan la prueba de literatura para mañana.
El lunes empezó la pretemporada de diciembre, francés la prepara con Vero, que ya demostró ser muy buena maestra para Valen y para Maru. Cuando estaban en segundo año fueron la mañana antes de rendir, y les fue bien a las dos, Valen había tenido unas sesiones previas pero Maru no. Y siempre decía yo la preparé esa mañana.
Ayer Pili salvó geografía, ahora le queda ver si se saca los nueves o dieces que necesita en matemática y en literatura, la poética de aristóteles y también la de lope me dijo. ¿de Lope? ¿no será el Arte nuevo? Ah, sí eso, eso que estás corrigiendo en tus parciales y también boquitas pintadas. Y Puig que logró fascinarla.
Todo muy organizado: química también en diciembre, a preparar en espantapájaros, etapa superior de cronopios, espacio espantapájaros que ya no se sabe si es un instituto de preparación o un club de yoga en el que quedará por doce clases una suma monetaria similar a la que hubiéramos gastado pagando un colegio barato durante todo el año.
Y en un marzo que parece lejísimo la espera física.

Recuerdo pugnas agotadoras con Valen, vas a repetir, te vas a quedar libre, no pagamos colegios privados, te vas a trabajar, no me interesa que -siguiendo con la poética, la historia de los peores- tus amigos se lleven ochenta y cuatro. Batallas todas perdidas dialécticamente por la chica pero ganadas por ella en los hechos. Nunca le quedó ninguna previa y por añadidura terminó encontrando una profesora barata, baratísima a la que aún hoy recurre para clases de estadística de la facultad.


Pero si aprendimos algo es a no desesperarnos y menos ahora que faltan tantas cosas de acá a fin de año: la fiesta de egresados de Ro, el acto de fin de año temático de la bella y la bestia, las clases abiertas de música, los actos del coro, de la orquesta, del jardín.
Protagonizados todos por los futuros clientes de espantapájaros que en ese momento se llamará, por ejemplo, lemmings. 
Casi que es preferible gestionar el lavarropas con los acolchados sucios o sacarle una foto a la barbacoa cubriendo los pomelos.
Vuelvo a los parciales, quiero terminarlos antes de ir a tomar cerveza con Vero y Ceci.

Pienso en Pili y soy un poco menos mala que de costumbre para corregirlos.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Gomas

El lunes nos dormimos con la persiana abierta, para poder levantarme temprano el martes.
Teníamos una larga noche de por medio, nuevo capítulo de la cuarta temporada de Homeland más despedida por dos días que no iba a estar. A los diez minutos de empezado el episodio me dormí.
Me desperté una hora después frente a una pantalla donde una alucinada Carrie Mathison cogía con Brody como en los mejores capítulos de la primera temporada
Y lamentablemente este empastillamiento de la agente de la CIA sería la única escena sexual que recordaría de esa noche que debería haber sido mi despedida antes de irme a Mar del Plata.
Pero se ve que con eso quedé conforme, dí media vuelta y seguí durmiendo.
Espero la interpretación de Enru, claro.

A la mañana nos despertó el sol. Bajé la persiana para que pudieran seguir durmiendo nuestros pequeños acompañantes de cuarto, así Luis ganaba por lo menos dos horas de paz, nada en relación con los tres días que quedaba solo.
En la oscuridad metí lo que pude en la valija sin olvidar obvio la malla, la dos piezas como me dijo Néstor cuando me preguntó con quién iba a dormir.
Me puse los jeans nuevos, regalo del día de la madre y me subí con Pili al auto.
Buscamos a Xime que entró con una valija gigante, las aceitunas, los caramelos y los chupetines, dejamos a Pili en el cole en su clase de natación y seguimos en busca de un cajero para sacar plata que encontramos recién en la Boca.
Preguntamos a unos gendarmes muy atentos si la subida a la autopista era por Brasil o había otra más cerca mientras Patricia nos taladraba con mensajes en el teléfono. En la policía de Hudson la subimos al auto, traía un bolso superdiscreto, pobre chica así se le arrugó el blazer que se había llevado para leer.

Paramos en samborombón, en un ACA casi vacío, mientras un lindo muchachito me cargaba nafta y las chicas iban al baño, le pregunté dónde estaba el aire, había salido de Buenos Aires con una rueda bastante baja, le tenés que dar aire me dijo Luis antes de irme, 29 a las de adelante y 30 a las de atrás. Soy un desastre con la máquina esa, solamente salí airosa una vez hace mucho que habíamos ido con Coni y con Érica a una quinta, con chicos medianos, chiquitos, con bebitos recién nacidos, el auto estaba muy bajo, le dimos aires en la estación de don Torcuato, en 30 como le dicen los peruanos.

Pero esta vez me había vuelto a olvidar. Conecté la manguera y empezó a hacer ruido de aire, no entraba, salía, la rueda se desinflaba cada vez más. Volvieron las chicas del baño, esto se desinfla les dije. Pidamos ayuda. Va Xime le dice al muchachito “¿no nos podés ayudar con las gomas?” Después nos diría que el lindo playero no mostró ningún entusiasmo frente al pedido pero vino en seguida, solícito, infló todo como correspondía, inclusive la rueda que yo me había esforzado por desinflar con el aparato que no entendía.
Le dimos cinco pesos por la atención y seguimos viaje. Unos lindos cds nos acompañaron todo el viaje, una mezcla de Erasure y Chavela que me había grabado Luis, Blondie y uno de María Elena Walsh, que Consu se había olvidado en mi auto, María Elena Walchs, como le dice Consu.

En Mar del Plata nos acordamos de Ruth, de mi tía Hebe, de todos los congresos que fuimos a Mar del Plata, de Chapadmalal, con alguna confusión del hombre de la coupe Fuego, de Paula que tenía catorce años cuando fuimos a ese campamento a Miramar, después paseamos, comimos, vimos el mar, vimos la tormenta, vimos la luna, vimos la luna brillar en el mar, las olas reventar en las piedras, preguntamos, pensamos padrinos para los chicos, preparamos el bautismo, tomamos cerveza, tomamos vino, organizamos el seven, fuimos a un museo y en un tranquilo viaje de vuelta en el que pensé que se me había pinchado una goma le dimos a Meneca de tomar el mate tumbero.
Cada vez más encaminadas hacia Machu Pichu.

En casa todo estaba bastante tranquilo.
No había mayores signos de desastre: solo (yo no le pongo acento porque me lo enseñó Anita) corazones podridos de manzana en los papeleros de los dormitorios y en los cestos de los baños y además el agua de la pileta que se volvió a poner verde.
Todavía no ví completo el capítulo de Homeland, así que por ahora Carrie y Brody siguen cogiendo.





viernes, 7 de noviembre de 2014

Últimas cosas


Semana de últimas cosas. De muchas cosas. Podría haber escrito un post por día.

Lunes última clase del año. Esta vez pasaron bastante rápido y no me costaron tanto como otros años.
La mezcla justa entre poesía y teatro. Góngora y Calderón.
La vida es sueño. Hacía mucho que no la daba y no me acordaba que me gustaba tanto.
Además, en algunas de las idas a Puan aproveché para comprarles en la vereda a Maite, Sonsi y Consu unos balis. También a Solange. Me faltó Ro, porque no había talle.
El frío nos aguó el festejo final cervecero con Xime que hizo el aguante todas las clases.
La mayoría de las veces a la salida, veía en la puerta estacionado un Nissan March azul eléctrico, como un recuerdo del futuro o como si me hubiera tomado yo el beleño y el opio de Segismundo.

Martes. Llega Lucas, finalmente lo llamaron de la fiscalía penal o de instrucción o de no sé qué para
un trabajo al que había aplicado hace como un año. Entonces se va a desempeñarse en algo que, a todas luces, va a ser más tranquilo que lo que deja. Martes tristeza, último día del niñero casi perfecto, del cual están enamoradas todas las adolescentes que frecuentan, no que habitan este hogar. Que cuidó desde que tenían un año a Octi y a Estani, que cuidó desde que tenían tres días a Loli y a Tótal.
Si se banca la chapa de la madrina un posible buen padrino.

Miércoles. Día de retazos. El monje Sisebuto del monasterio de Cardeña, las espalderas para el guardapolvo de egresada de Rulito, Loli y Tótal que encontraron la bolsa con los juguetes de la playa en el cuartito del fondo y que creen que la tierra del jardín sobre la que hace mucho que no logramos hacer crecer el pasto es arena y el escritorio una sucursal del arenero, un interesante debate entre adolescentes secundarios tirados en la vereda a los que no les salía el nombre Braden y que cuando, desde el auto, los proveí de la información pusieron tales caras que tuve que aclararles lo que a mí me parecía obvio, que yo en esos momentos no había nacido.
Y más tarde relámpagos brillantes: en Lope que me puede salvar lo que tenga que decir la semana que viene en el congreso de Mar del Plata, en la alta posibilidad de volver al arco en diciembre y en la certeza compartida con Adriana de que como sea siempre seguimos adelante.
Se viene un equipazo que va a dar que hablar.

Jueves.
Tres horas a la mañana pasando el barrefondo, fin de la temporada agua sucia, verde, toda espumas y algas
Tres horas a la tarde organizando el cronograma clases para Pili.
Fin entonces de las posibilidades de que no se lleve materias.
Ahora esperar que no sean tantas y solo a diciembre.
En el lugar dónde llamé me preguntaron cuántas se lleva, le contesto. No son tantas me dicen. No, ya sé les digo y me río. Es que como siempre en estos casos y para desgracia de la pobre Valen, siempre vuelvo a la frase del 18 Brumario, la tragedia y la comedia.
Y en esa línea, la clara percepción del fin de la supremacía cronopios y el comienzo de la dinastía espantapájaros.

Viernes
Madrugada. Loli y Tótal todavía no se van del cuarto y a la noche invaden nuestra cama.
Más The Strain que nos tiene levantados hasta altas horas para después caer rendidos.
Deseo. Que este panorama también termine.
Que vengan rápido las camas, que se acabe rápido la serie, que volvamos a la normalidad. 








sábado, 1 de noviembre de 2014

Baños


Mañana es la fiesta de cumple de Octi y Estani.
Mónica, la mujer que limpia decidió tomarse todos estos días por algún motivo que ignoramos. De todas formas la pobre viene solo dos veces por semana, una presencia casi testimonial.
La casa dura limpia alrededor de quince minutos.
El piso verde de la cocina recibe inmediatamente yogurth, jugo o galletitas de chocolate bien pisoteadas.
El living se llena de mochilas, bolsas de plástica, instrumentos musicales, sin ser músicos tenemos en casa dos guitarras, un violín -porque el otro se lo robaron los ladrones, flautas dulces, tocs tocs, un acordeón de juguete que está siempre fuera de su lugar y una caja del altiplano y todo eso en el living.
El patio que lleva al lavadero no tiene declive, por poco que llueva queda inundado, así el piso del lavadero en el que Tótal da vuelta las piedras de Tati o le tira el plato de la comida se transforma en una masa grasosa que mezcla todas esas porquerías y otras de procedencia desconocida.
Capítulo aparte, los baños: el de abajo que teóricamente es para las visitas es el elegido por Octi que, las pocas veces que el depósito funciona, olvida apretar el botón.
En la planta alta Valen y Pili conservan su baño en un estado digno, solo porque impiden la entrada para hacer una inspección, hasta el momento en que abren la ducha y la bañera empieza a llenarse de lo tapada que está. Ahí tiene que ir el padre con una percha a sacar bolas de pelos mezclados con cremas de enjuagues mal enjuagadas, esto era así hasta que decidieron dejar de usar esa ducha porque tenía poca presión de agua y se trasladaron al baño de sus hermanos.
Es decir, al baño de los más pequeños que soporta estoicamente la presencia de seis criaturas de entre 3 y 10 años que consideran que el concepto de limpieza es bañarse cada una alrededor de tres veces por día dejando toallas, bombachas, zapatillas todo en un mismo bollo en medio de un piso casi inundado o peor aún adentro de un bidet que muchas veces algunas de estas mismas criaturas confunden con el inodoro.
El otro día, a la tarde, mientras intentaba concentrarme en elaborar por lo menos una idea coherente sobre Lope de Vega para la clase de la noche, tocó el timbre una vecina desesperada por una mancha de humedad que avanzaba en su cocina proveniente de nuestra medianera. Resultado, el baño de los pequeños clausurado.
Y todos al nuestro, al que en un principio era para Luis y para mí, al que desde que nacieron compartimos con Loli y Tótal lleno de patos, juguetes para la bañera y dos aros que quedaron ahí llenos de polvo que nadie usó, usa ni usará.
Ahora, entonces, doce personas para un baño.
Cantidad inversamente proporcional, por ejemplo, a la cantidad de computadoras que hay en la casa, entre las sarmiento, las conectar igualdad y las verdaderas, hay casi una computadora por persona.

Otros detalles pintorescos de la planta alta: la persiana de Pili quedó trabada en un inútil punto medio entre estar levantada y estar baja, de día el cuarto está oscuro, de noche iluminado. La de Valen pierde una tabla por día y queda colgando de un gancho solo. Nuestro cuarto está lleno de plumas que pierde el acolchado y de corazones de manzanas debajo de la cama.

Este es el panorama. Mañana además de comprar las cosas para el cumple hay que limpiar, no podemos recibir a los niños en semejante mugre.
Y proveer un balde con agua para el toilette, por las dudas sea necesario.
O armar turnos para que suban las criaturas a nuestro baño.

O aventurarse en el quinto baño de la casa, de uso exclusivo de la tortuga, el del cuartito del fondo del jardín, que siempre es una sorpresa y más, claro, después de la noche de las brujas.