Semana de últimas cosas. De muchas
cosas. Podría haber escrito un post por día.
Lunes última clase del
año. Esta vez pasaron bastante rápido y no me costaron tanto como
otros años.
La mezcla justa entre
poesía y teatro. Góngora y Calderón.
La vida es sueño.
Hacía mucho que no la daba y no me acordaba que me gustaba tanto.
Además, en algunas de
las idas a Puan aproveché para comprarles en la vereda a Maite,
Sonsi y Consu unos balis. También a Solange. Me faltó Ro, porque no
había talle.
El frío nos aguó el
festejo final cervecero con Xime que hizo el aguante todas las
clases.
La mayoría de las veces
a la salida, veía en la puerta estacionado un Nissan March azul
eléctrico, como un recuerdo del futuro o como si me hubiera tomado
yo el beleño y el opio de Segismundo.
Martes. Llega Lucas,
finalmente lo llamaron de la fiscalía penal o de instrucción o de
no sé qué para
un trabajo al que había
aplicado hace como un año. Entonces se va a desempeñarse en algo
que, a todas luces, va a ser más tranquilo que lo que deja. Martes
tristeza, último día del niñero casi perfecto, del cual están
enamoradas todas las adolescentes que frecuentan, no que habitan este
hogar. Que cuidó desde que tenían un año a Octi y a Estani, que
cuidó desde que tenían tres días a Loli y a Tótal.
Si se banca la chapa de
la madrina un posible buen padrino.
Miércoles. Día de
retazos. El monje Sisebuto del monasterio de Cardeña, las espalderas
para el guardapolvo de egresada de Rulito, Loli y Tótal que
encontraron la bolsa con los juguetes de la playa en el cuartito del
fondo y que creen que la tierra del jardín sobre la que hace mucho
que no logramos hacer crecer el pasto es arena y el escritorio una
sucursal del arenero, un interesante debate entre adolescentes
secundarios tirados en la vereda a los que no les salía el nombre
Braden y que cuando, desde el auto, los proveí de la información
pusieron tales caras que tuve que aclararles lo que a mí me parecía
obvio, que yo en esos momentos no había nacido.
Y más tarde relámpagos
brillantes: en Lope que me puede salvar lo que tenga que decir la
semana que viene en el congreso de Mar del Plata, en la alta
posibilidad de volver al arco en diciembre y en la certeza compartida
con Adriana de que como sea siempre seguimos adelante.
Se viene un equipazo que
va a dar que hablar.
Jueves.
Tres horas a la mañana
pasando el barrefondo, fin de la temporada agua sucia, verde, toda
espumas y algas
Tres horas a la tarde
organizando el cronograma clases para Pili.
Fin entonces de las
posibilidades de que no se lleve materias.
Ahora esperar que no sean
tantas y solo a diciembre.
En el lugar dónde llamé
me preguntaron cuántas se lleva, le contesto. No son tantas me
dicen. No, ya sé les digo y me río. Es que como siempre en estos casos y para
desgracia de la pobre Valen, siempre vuelvo a la frase del 18
Brumario, la tragedia y la comedia.
Y en esa línea, la clara
percepción del fin de la supremacía cronopios y el comienzo de la
dinastía espantapájaros.
Viernes
Madrugada. Loli y Tótal todavía no se van del cuarto y a la noche invaden nuestra cama.
Más The Strain que nos tiene levantados hasta altas horas para después caer rendidos.
Deseo. Que este panorama también termine.
Que vengan rápido las camas, que se acabe rápido la serie, que volvamos a la normalidad.
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