viernes, 14 de noviembre de 2014

Gomas

El lunes nos dormimos con la persiana abierta, para poder levantarme temprano el martes.
Teníamos una larga noche de por medio, nuevo capítulo de la cuarta temporada de Homeland más despedida por dos días que no iba a estar. A los diez minutos de empezado el episodio me dormí.
Me desperté una hora después frente a una pantalla donde una alucinada Carrie Mathison cogía con Brody como en los mejores capítulos de la primera temporada
Y lamentablemente este empastillamiento de la agente de la CIA sería la única escena sexual que recordaría de esa noche que debería haber sido mi despedida antes de irme a Mar del Plata.
Pero se ve que con eso quedé conforme, dí media vuelta y seguí durmiendo.
Espero la interpretación de Enru, claro.

A la mañana nos despertó el sol. Bajé la persiana para que pudieran seguir durmiendo nuestros pequeños acompañantes de cuarto, así Luis ganaba por lo menos dos horas de paz, nada en relación con los tres días que quedaba solo.
En la oscuridad metí lo que pude en la valija sin olvidar obvio la malla, la dos piezas como me dijo Néstor cuando me preguntó con quién iba a dormir.
Me puse los jeans nuevos, regalo del día de la madre y me subí con Pili al auto.
Buscamos a Xime que entró con una valija gigante, las aceitunas, los caramelos y los chupetines, dejamos a Pili en el cole en su clase de natación y seguimos en busca de un cajero para sacar plata que encontramos recién en la Boca.
Preguntamos a unos gendarmes muy atentos si la subida a la autopista era por Brasil o había otra más cerca mientras Patricia nos taladraba con mensajes en el teléfono. En la policía de Hudson la subimos al auto, traía un bolso superdiscreto, pobre chica así se le arrugó el blazer que se había llevado para leer.

Paramos en samborombón, en un ACA casi vacío, mientras un lindo muchachito me cargaba nafta y las chicas iban al baño, le pregunté dónde estaba el aire, había salido de Buenos Aires con una rueda bastante baja, le tenés que dar aire me dijo Luis antes de irme, 29 a las de adelante y 30 a las de atrás. Soy un desastre con la máquina esa, solamente salí airosa una vez hace mucho que habíamos ido con Coni y con Érica a una quinta, con chicos medianos, chiquitos, con bebitos recién nacidos, el auto estaba muy bajo, le dimos aires en la estación de don Torcuato, en 30 como le dicen los peruanos.

Pero esta vez me había vuelto a olvidar. Conecté la manguera y empezó a hacer ruido de aire, no entraba, salía, la rueda se desinflaba cada vez más. Volvieron las chicas del baño, esto se desinfla les dije. Pidamos ayuda. Va Xime le dice al muchachito “¿no nos podés ayudar con las gomas?” Después nos diría que el lindo playero no mostró ningún entusiasmo frente al pedido pero vino en seguida, solícito, infló todo como correspondía, inclusive la rueda que yo me había esforzado por desinflar con el aparato que no entendía.
Le dimos cinco pesos por la atención y seguimos viaje. Unos lindos cds nos acompañaron todo el viaje, una mezcla de Erasure y Chavela que me había grabado Luis, Blondie y uno de María Elena Walsh, que Consu se había olvidado en mi auto, María Elena Walchs, como le dice Consu.

En Mar del Plata nos acordamos de Ruth, de mi tía Hebe, de todos los congresos que fuimos a Mar del Plata, de Chapadmalal, con alguna confusión del hombre de la coupe Fuego, de Paula que tenía catorce años cuando fuimos a ese campamento a Miramar, después paseamos, comimos, vimos el mar, vimos la tormenta, vimos la luna, vimos la luna brillar en el mar, las olas reventar en las piedras, preguntamos, pensamos padrinos para los chicos, preparamos el bautismo, tomamos cerveza, tomamos vino, organizamos el seven, fuimos a un museo y en un tranquilo viaje de vuelta en el que pensé que se me había pinchado una goma le dimos a Meneca de tomar el mate tumbero.
Cada vez más encaminadas hacia Machu Pichu.

En casa todo estaba bastante tranquilo.
No había mayores signos de desastre: solo (yo no le pongo acento porque me lo enseñó Anita) corazones podridos de manzana en los papeleros de los dormitorios y en los cestos de los baños y además el agua de la pileta que se volvió a poner verde.
Todavía no ví completo el capítulo de Homeland, así que por ahora Carrie y Brody siguen cogiendo.





3 comentarios:

  1. ¡Y lo cerca que estuviste de usar el dos piezas! La musicalización de ambos viajes fue insuperable y ya tenemos material textual para nuestra próxima conferencia masiva explicando las canciones de Chavela.

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  2. Las canciones de Chavela por Chavela que explicaríamos además por las leyes de la comedia y la justicia poética.

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