El lunes nos dormimos con la persiana
abierta, para poder levantarme temprano el martes.
Teníamos una larga noche
de por medio, nuevo capítulo de la cuarta temporada de Homeland más
despedida por dos días que no iba a estar. A los diez minutos de
empezado el episodio me dormí.
Me desperté una hora
después frente a una pantalla donde una alucinada Carrie Mathison
cogía con Brody como en los mejores capítulos de la primera
temporada
Y lamentablemente este
empastillamiento de la agente de la CIA sería la única escena
sexual que recordaría de esa noche que debería haber sido mi
despedida antes de irme a Mar del Plata.
Pero se ve que con eso
quedé conforme, dí media vuelta y seguí durmiendo.
Espero la interpretación
de Enru, claro.
A la mañana nos despertó
el sol. Bajé la persiana para que pudieran seguir durmiendo nuestros
pequeños acompañantes de cuarto, así Luis ganaba por lo menos dos
horas de paz, nada en relación con los tres días que quedaba solo.
En la oscuridad metí lo
que pude en la valija sin olvidar obvio la malla, la dos piezas como
me dijo Néstor cuando me preguntó con quién iba a dormir.
Me puse los jeans nuevos,
regalo del día de la madre y me subí con Pili al auto.
Buscamos a Xime que entró
con una valija gigante, las aceitunas, los caramelos y los
chupetines, dejamos a Pili en el cole en su clase de natación y
seguimos en busca de un cajero para sacar plata que encontramos
recién en la Boca.
Preguntamos a unos
gendarmes muy atentos si la subida a la autopista era por Brasil o
había otra más cerca mientras Patricia nos taladraba con mensajes
en el teléfono. En la policía de Hudson la subimos al auto, traía
un bolso superdiscreto, pobre chica así se le arrugó el blazer que
se había llevado para leer.
Paramos en samborombón,
en un ACA casi vacío, mientras un lindo muchachito me cargaba nafta
y las chicas iban al baño, le pregunté dónde estaba el aire, había
salido de Buenos Aires con una rueda bastante baja, le tenés que dar
aire me dijo Luis antes de irme, 29 a las de adelante y 30 a las de
atrás. Soy un desastre con la máquina esa, solamente salí airosa
una vez hace mucho que habíamos ido con Coni y con Érica a una
quinta, con chicos medianos, chiquitos, con bebitos recién nacidos,
el auto estaba muy bajo, le dimos aires en la estación de don
Torcuato, en 30 como le dicen los peruanos.
Pero esta vez me había
vuelto a olvidar. Conecté la manguera y empezó a hacer ruido de
aire, no entraba, salía, la rueda se desinflaba cada vez más.
Volvieron las chicas del baño, esto se desinfla les dije. Pidamos
ayuda. Va Xime le dice al muchachito “¿no nos podés ayudar con
las gomas?” Después nos diría que el lindo playero no mostró
ningún entusiasmo frente al pedido pero vino en seguida, solícito,
infló todo como correspondía, inclusive la rueda que yo me había
esforzado por desinflar con el aparato que no entendía.
Le dimos cinco pesos por
la atención y seguimos viaje. Unos lindos cds nos acompañaron todo
el viaje, una mezcla de Erasure y Chavela que me había grabado Luis,
Blondie y uno de María Elena Walsh, que Consu se había olvidado en
mi auto, María Elena Walchs, como le dice Consu.
En Mar del Plata nos
acordamos de Ruth, de mi tía Hebe, de todos los congresos que fuimos
a Mar del Plata, de Chapadmalal, con alguna confusión del hombre de
la coupe Fuego, de Paula que tenía catorce años cuando fuimos a ese
campamento a Miramar, después paseamos, comimos, vimos el mar, vimos
la tormenta, vimos la luna, vimos la luna brillar en el mar, las olas
reventar en las piedras, preguntamos, pensamos padrinos para los
chicos, preparamos el bautismo, tomamos cerveza, tomamos vino,
organizamos el seven, fuimos a un museo y en un tranquilo viaje de
vuelta en el que pensé que se me había pinchado una goma le dimos a
Meneca de tomar el mate tumbero.
Cada vez más encaminadas
hacia Machu Pichu.
En casa todo estaba
bastante tranquilo.
No había mayores signos
de desastre: solo (yo no le pongo acento porque me lo enseñó Anita)
corazones podridos de manzana en los papeleros de los dormitorios y
en los cestos de los baños y además el agua de la pileta que se
volvió a poner verde.
Todavía no ví completo
el capítulo de Homeland, así que por ahora Carrie y Brody siguen
cogiendo.
¡Y lo cerca que estuviste de usar el dos piezas! La musicalización de ambos viajes fue insuperable y ya tenemos material textual para nuestra próxima conferencia masiva explicando las canciones de Chavela.
ResponderEliminarLas canciones de Chavela por Chavela que explicaríamos además por las leyes de la comedia y la justicia poética.
ResponderEliminarBuenisimo
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