La sala roja es la más chica de todas
las salas del jardín.
Antes era donde estaban los nenes más
chicos
Después hicieron una sala de dos,
abajo en otro lado.
A la sala roja van los nenes de tres
años.
Hoy, a las nueve se
levantaron todos los que empezaban las clases. Pensé que la mañana
iba a ser más complicada de lo que fue, esas coincidencias que nos
pasan solo a nosotros, Luis tenía una audiencia a las 12.00.
Algunos se bañaron, Octi y Estani
porque tenían olor a hipopótamo, dijo Estani.
Otras buscaron gomitas para el pelo y
se peinaron, forramos cuadernos, arreglé un delantal al que por
error el otro día le había arrancado todos los botones y me había
quedado con cinco agujeros.
Cociné unas patitas y nos fuimos.
Como no podía ser de otro modo la luz
de la nafta del auto se empezó a prender a las dos cuadras.
Como no podía ser de
otro modo los semáforos que estuvieron a lo largo del verano
funcionando bien se rompieron todos juntos, en el viaje pensé que
estaría bueno incluir el tema de los semáforos dentro de las
paritarias de los maestros.
Podía ser de otro modo
pero como era primer día de clases, viernes, Belgrano y todo eso, un
168 se había incendiado en Moldes y Virrey del Pino y además seguía
cortada la barrera de Blanco Encalada.
Pese a todo llegamos al
cole con la nafta que había y bastante a horario.
Las tres de la primaria
quedaron al cuidado de Ceci y Julio y Valen y Kp. En la vereda les
desee feliz comienzo, les dí un beso, y me fui con los otros tres
caminando y cuidando que no pisaran caca de perro, al jardín.
Entramos. Todos arriba,
agarrados de la baranda. Bandera, himno en el patio, bastante calor,
ahí me acordé que Ro hace más o menos un año que nos pide un
delantal sin mangas, hoy todas las nenas menos ella lo tenían.
Nos fuimos a las salas,
Ro a la sala amarilla esperando al padre que llegó en seguida y yo a
la sala roja.
Y ahí en esa sala
chiquita llena de nenes no tan chiquitos me acordé de esas épocas
en que la sala roja era el primer contacto con el jardín.
Me acordé de Pili que
nunca fue porque estaban todos juntos en la sala de cuatro, los rojos
y los naranjas.
Me acordé de Diana que
para mí siempre va a ser la maestra de la sala roja y me acordé de
ese primer día de clase en que Felipe con otros chicos se le
escapaban de la sala como pollitos.
Y lo vi ahí,
jugando con sus hermanos que afortunadamente se habían bañado, felices, tirados en el piso con los autitos, con el
nombre bordado en el delantal y en la democrática bolsita cuadrillé,
no como los hermanos que van con un género pegado donde escribimos
el nombre con marcador y las mochilas con el dibujo del personaje
que les toca en suerte en el reparto.
Y después llegaron Luis
y Ro y Valen y Kp y Myriam y me dí cuenta de que a veces el tiempo pasa y
está bien que pase.
Y me dí cuenta también
por qué ayer a la noche brillaba tanto Marte entre las estrellas.
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