miércoles, 22 de abril de 2015

Asambleas


Este post tendría que haber salido ayer pero también podría salir mañana.
Ayer a la noche lo intenté.
Sin luz en mi mesita de luz, con un ojo casi cerrado por un orzuelo, una conjuntivitis o no sé qué y sin birome ni papel ni computadora cerca; hubiera sido un post que respetara toda la retórica prologal sobre las condiciones de escritura, de ahí que podría haber salido mañana, 23 de abril.
Estaba viendo además una película sobre los excesos del ejército rojo al entrar en Berlín.
Y me quedé dormida
Por eso sale hoy.

Fueron días furiosos. De reacción y reacciones. Días asambleistas. Días de diálogos y de errores.

Pili. En tres días quinientas asambleas de las que parece que como única conclusión saca que la verdadera patronal, los verdaderos enemigos en todo este conflicto estudiantil son los padres, especialmente el padre de ella que le prometió que si, desconociendo el mandato, quedaba a dormir en el colegio le iba a hacer pasar la vergüenza de ir a buscarla a la puerta, con la policía añadió Sonsi, que está estudiando de memoria la división de poderes y parece que se la tomó en serio.
De todas formas las peleas con Pili al respecto, cuando superan el plano personal son buenísimas.
Estimulan mi dialéctica bastante alicaída últimamente.
Yo vuelvo siempre con mi frase de que para garchar no es necesario tomar un colegio pero esta vez quedé aún más contenta con el remate del lunes a la noche: Pili, avisame a la hora que se te desactiva el cassette así seguimos conversando frente al cada vez que hay toma los odio que esgrimió la criatura.
Más las conversaciones con Vero, en las que nos damos la razón y quedamos contentas con el nuevo grupo que se nos ocurre armar de madres a las que les chupa un huevo la toma, frente a la indignación de nuestras hijas.

Maite. A la que hubo que retirarle el ipod, ipad o no sé qué dispositivo por las malas notas que trajo en sus pruebas. Luego de un largo razonamiento para convencerla de que el poco tiempo que tiene lo utiliza para estar con ese aparato en lugar de dedicarse a los ecosistemas, las fracciones o la revolución industrial.

Meneca. Que me hizo la peor pregunta que me pueden hacer. ¿te animás?
Y gracias a que a lo único que no me animo es a subirme a un avión entro otra vez en el torbellino que traté de evitar en estos meses.

Y más allá de la retórica prologal el post podría salir mañana porque mañana va a hacer justo cinco años que leiamos fragmentos del Quijote ahí, en la casa de Madrid, enfrente de una plaza, ese día que ya conté  acá, que me enteré de que Octi y Estani eran dos, que me crucé con Julia, que ahora me acuerdo que se iba a un casamiento, y que la saludé sin saber que de a poco iba a formar parte del ínfimo grupo de personas a las que escucho y hago caso.

Días vertiginosos. De asambleas. De orzuelos.
De desánimo.

Y de desteñidos ejércitos rojos.

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