Este post tendría que haber salido
ayer pero también podría salir mañana.
Ayer a la noche lo
intenté.
Sin luz en mi mesita de
luz, con un ojo casi cerrado por un orzuelo, una conjuntivitis o no
sé qué y sin birome ni papel ni computadora cerca; hubiera sido un
post que respetara toda la retórica prologal sobre las condiciones
de escritura, de ahí que podría haber salido mañana, 23 de abril.
Estaba viendo además una
película sobre los excesos del ejército rojo al entrar en Berlín.
Y me quedé dormida
Por eso sale hoy.
Fueron días furiosos. De
reacción y reacciones. Días asambleistas. Días de diálogos y de
errores.
Pili. En tres días
quinientas asambleas de las que parece que como única conclusión
saca que la verdadera patronal, los verdaderos enemigos en todo este
conflicto estudiantil son los padres, especialmente el padre de ella
que le prometió que si, desconociendo el mandato, quedaba a dormir
en el colegio le iba a hacer pasar la vergüenza de ir a
buscarla a la puerta, con la policía añadió Sonsi, que está
estudiando de memoria la división de poderes y parece que se la tomó
en serio.
De todas formas las
peleas con Pili al respecto, cuando superan el plano personal son
buenísimas.
Estimulan mi dialéctica
bastante alicaída últimamente.
Yo vuelvo siempre con mi
frase de que para garchar no es necesario tomar un colegio pero esta
vez quedé aún más contenta con el remate del lunes a la noche:
Pili, avisame a la hora que se te desactiva el cassette así seguimos
conversando frente al cada vez que hay toma los odio que esgrimió la
criatura.
Más las conversaciones
con Vero, en las que nos damos la razón y quedamos contentas con el nuevo grupo que se nos ocurre armar de madres a las que les chupa un huevo la toma, frente a la indignación de nuestras hijas.
Maite. A la que hubo que
retirarle el ipod, ipad o no sé qué dispositivo por las malas notas
que trajo en sus pruebas. Luego de un largo razonamiento
para convencerla de que el poco tiempo que tiene lo utiliza para
estar con ese aparato en lugar de dedicarse a los ecosistemas,
las fracciones o la revolución industrial.
Meneca. Que me hizo la
peor pregunta que me pueden hacer. ¿te animás?
Y gracias a que a lo
único que no me animo es a subirme a un avión entro otra vez en el
torbellino que traté de evitar en estos meses.
Y más allá de la
retórica prologal el post podría salir mañana porque mañana va a
hacer justo cinco años que leiamos fragmentos del Quijote
ahí, en la casa de Madrid, enfrente de una plaza, ese día que ya
conté acá, que me enteré de que Octi y Estani eran dos, que me crucé
con Julia, que ahora me acuerdo que se iba a un casamiento, y que la
saludé sin saber que de a poco iba a formar parte del ínfimo grupo
de personas a las que escucho y hago caso.
Días vertiginosos. De
asambleas. De orzuelos.
De desánimo.
Y de desteñidos ejércitos
rojos.
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