martes, 7 de abril de 2015

Semana Santa Segunda Parte

Sábado
Nos despertó el granizo, a las siete de la mañana.
Entramos la ropa, las sillas y ya nos quedamos despiertos.
Un rato después salimos a hacer compras. De repente todo se había llenado de hojas, lo más peligroso de las hojas, tapan la caca de los perros.
Libros del cole para Maite. Ropa para mí que me habían regalado mis amigos para el cumple. Otra vez a Belgrano.
En la farmacia de Pampa y Superí estaban filmando, la calle medio cortada, paneles plateados que reflejaban el empedrado y las hojas que el granizo había dejado en las veredas.
Mientras Luis protestaba me acordé, de la nada que ahí habíamos comprado el evatest de Valen. Un sábado a la noche que volvíamos del cine, dentro de poco se van a cumplir veintiun años.
Salió por la ventanilla de la farmacia un japonés con el paquete del evatest, a la mañana siguiente nuestra vida ya cambiaba para siempre.
Mientras llegábamos a Cabildo recordé rápido todos los evatest y todas las farmacias en los que me los había comprado.
Alrededor de veinte tal vez, nueve que sí.
Por Belgrano no se podía caminar, en cada esquina, mesas, sombrillas, globos, carteles, papeles.
Un infierno. Luis me hizo cruzar Cabildo por la mitad, entendió que era más seguro cruzar por ahí que pasar conmigo por las esquinas de los globos multicolores.

Después fuimos a la carnicería. Necesitábamos preparar la comida para el almuerzo del domingo.
Siempre vamos a la misma. Ahora está un poco cara pero tiene carne buenísima.
Me encanta uno de los dueños, maneja la camioneta pero a veces está en la caja.
Morocho, cara de pajarito, como me gustaron siempre. 
Entramos. Ahí estaba. 
Hacía mucho que no lo veía. Luis me burla, me avisa, mirá quién está. 
Regalo de Pascua le contesto.
Llega el momento de pagar, Luis le da mi tarjeta, el morocho le da el ticket para que firme a Luis, que le dice, canchero, paga ella y me pasa el ticket.
Siempre paga ella sigue Luis, interesado en conversar con el muchacho, yo cocino y ella paga. 
Ah y seguro que también lavás los platos le sigue mi amigo la conversación, ahí me meto yo, no, los platos no los lava, pero plancha.
Entonces, vuelve a hablarle a Luis, diálogo de hombres, te ahorrás la señora que plancha y la que cocina.
Y sí remata Luis, cocino, plancho y encima me quieren cambiar por otro ¿ a vos te parece?
Firmé el ticket, desee Felices Pascuas y salimos.
Con todos esos evatest pensé, por quién lo voy a cambiar.
Y la Semana Santa se empezó a iluminar

Domingo

Lindo almuerzo de Pascua.
Madrinas, padrinos.
Algunos almorzaron con nosotros y otros pasaron después a visitar a sus ahijados y ahijadas.
Como siempre, chicas jugando por todos lados.
Estani que le hizo un dibujo a Santiago.
Valen y Consu viendo sus partidos de fútbol por la tele. 
Consu que quiere que Sonsi le devuelva a Carlos Tevez, la figurita.
Xime que me contó la historia de Huracanía y que quedó sorprendida con los conocimientos futbolísticos y de básquet de mi tía Raquel.
Nos acordamos con Coni de la historia de las botas rosas y de las veces que fuimos reinas del Zamorano.
La abuela en Cuba, la rosca la trajo Soledad.
Rosario que recordando Pascuas pasadas estaba convencida de que iba a vomitar.

El cerco de la pileta roto, la pileta que ya se puso verde, el cloro que se acabó y las hojas de la vereda que tapan la caca de los perros.
Viene la Pascua, empieza por fin el otoño.
A la noche ayudo por mail a Camila con unas cosas. Vacunas o globos.

Se cierra la Semana Santa.

Que se siguió iluminando el sábado, en la vigilia pascual.
Con Maite encendiendo las velas.
Con el otro Mariano, al que no veíamos desde el bautismo de los chicos. Con la pregunta que le hizo Luis sabiendo la respuesta. Con la sensación de que todavía no nos dimos cuenta de cómo nos está abriendo la cabeza.

Domingo luminoso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario