miércoles, 31 de diciembre de 2014

Fiestas

Reflexiones desde un 2014 que se escapa pisando crepúsculos en un día en el que ya Sonsi se abrió la cabeza con la punta de la ventana por ir rápido a atender el teléfono, en el que Loli comió pimienta y Ruli cayó rodando por la escalera por culpa de una gotera que la hizo resbalar, en el que les dije que no a cinco de mis criaturas en Júpiter cuando me pidieron un volcán de 160 pesos delante de un hombre que se llevaba una caja del tamaño de dos split con una leyenda que decía cinco minutos de luces y que en proporción con las cajitas de 1000 pesos que llevaba el resto de los clientes saldría alrededor de 50.000.

Reflexiones sobre las mejores fiestas de 2014.

La de mi cumple, que comimos cordero. Que bailamos aunque no había alquilado luces, ni máquina de humo, la del cumple de Consu, la del cumple de Sonsi y Ruli, la del cumple de Octi y Estani. Con todos los amigos, los amigos de las hermanas, los de los hermanos, las madrinas, los padrinos, el inflable, el tejo, el pool, el metegol, la reja llena de globos de colores.
La del cumple de tres años de Martín que ya es el acontecimiento de fin del verano, o de principio de las clases.
La de esa mañana en Ezeiza, con Lidia, que una de las chicas se había planchado el pelo y nos trajo una torta, fue mi cumple y vino mi novio de visita nos explicó.
La fiesta de 40 de Soledad. Las historias de su tía andaluza.
La del cumple de Eze, en San Justo, con once chicos por la general Paz.
La mega fiesta que no hicimos pero deberíamos haber hecho el día que le ganamos a los chinos, al ministerio y a los idiotas de turno. Con Sofi, con Ceci, con Jorgelina, con Amalie, con todos los que nos acompañaron, con todas las que me dijeron Flor si no cambian nada los ayudamos llevandónos y trayendo chicas.
La de fin de año del Zamorano que bailamos sevillanas y el meneaito.
La de cumple de Santiago y todo el cariño.
El día del brindis del instituto. El abrazo previo con Vero y con Eva en el medio de Alsina celebrando a More y a la vida, el abrazo siguiente con Paola después de tanto tiempo.

No fiestas, pero comidas, la que Patricia encontró a Góngora en el baño, la que nos quedamos hasta que cerraron el restaurant al borde del mar con Xime y Meneca, las dos que hicimos en la casa de Ceci recordando las lecciones sobre la tundra, la de marzo en contigo Perú, la de las vacaciones de invierno en garbis.
La noche de Tecnópolis de Raíz, sola con Luis entre los relámpagos comiendo albóndiga de llama con quinoa y tomando vino mendocino.
La noche en Tancat después de ver Esto también pasará.
La noche que salió campeón River esperando a Vale y a Kp buscando a Consu en lo de Gaspi, tocando bocina por la calle.
Las noches de madrugada después de Homeland, The Strain, The last ship, House of cards, Helix, Broadchurch, Tyrant y todas las series de 2014.


Por un 2015 lleno de fiestas.
De bautismo, de cumples, de comidas, de teatro, de series, de madrugadas.
Por la suerte de que no se estila festejar los quince de los varones y no hay sal para la herida.

Por la que voy a hacer cuando La bici llegue a su entrada número 100, con todos los que aparecen, leen, acompañan. Con una caja del tamaño de dos split llena de pulpo. En el Zamorano.
Los que no comen que me vayan avisando así les hago pollo.


¡Feliz año para todos!

jueves, 25 de diciembre de 2014

Navidades

1)

Dos días de ir y venir comprando regalos para dar cuenta de objetos diversos escritos en cartas a Papa Noel a las que agarró la lluvia porque no tenemos árbol sino unas bochas que colgamos en la selva que crece imparable alrededor de la pileta puesta verde que finalmente logramos limpiar sin vaciar.
Cartas disparatadas como la de Consu: quiero la camiseta de Orion, la de Calleri y la de Chaves o la de Octi quiero tantas cosas del hombre araña o la de estani quiero una ambulancia peugeot y cosas de batman o la de Ruli la heladeria de violeta.
Así, mi empeño porque cada uno tenga dos regalos, hace que deba comprar, sumando a Luis, exactamente veintidos regalos. A Vale le había comprado una bikini hace unas semanas y a Pili le pagamos diez clases de química a un precio como si las hubiera tomado con Lavoisier, por lo que ambas tuvieron un solo regalo bajo la fronda navideña.
Dos días de ir y venir, también para hacer las compras para la comida. En una de esas idas y vueltas escucho en una esquina a dos mujeres que se despedian con la sabia reflexión de navidad solo sirve para endeudarse y para engordar.
Más la amenaza de un fin de semana largo, larguísimo, con la ciudad vacía, todos metidos en casa y todo cerrado, hasta los chinos de la vuelta.

2) Moni, la chica que viene dos veces por semana a casa viene justo martes y viernes.
El martes no pudo venir porque tenía que cocinar para una feria. El viernes es puente, no viene. El próximo martes volverá a haber una feria para la cual tendrá que cocinar y el viernes volverá a ser puente.
Resultado diez días con la casa sin un mínimo aseo. A una parte del jardín se le levantó todo el pasto, quedó como una tierra baldía, tierra que vuela y se vuelve polvo, tierra que vuela y se vuelve barro cuando salen de la pileta.
Y todos traemos el polvo y el barro adentro del living, de la cocina, del escritorio que se vuelven polvo y se vuelven barro.
En diez días, Pompeya. Un panorama inmejorable.

3) Menú de nochebuena.
Entrada Ceviche de pescado. Tostadas de salmón ahumado. Ensalada de mollejas con papines y cebolla colorada. Ensalada de espinaca con naranjas y castañas.
Plato principal Ojo de bife con puré de hinojo
Postre Cerezas con crema. Tarta de ciruelas
Y después de las 12
½ kilo de turrón de almendras que nos trajo Cynthia de Barcelona.

4) Estani se durmió temprano. Como dijo Octi me da pena Estani que se perdió la Navidad.
Octi recibio tantas cosas del hombre araña: un auto y un disfraz que le trajo su madrina. Se lo puso ni bien abrió el regalo y todavía no se lo sacó.
Ruli protestó porque Papa Noel no le había traido lo que ella había pedido sino algo parecido, no le pudimos explicar que entre ambos objetos había una diferencia de quinientos pesos.
Consu protestó porque no le gustaba el tamaño del escudo de la camiseta de Boca. Y porque no le habían traido juguetes.
Hicieron estrellitas, bengalas y estrellones. A cada rato informaban por dónde estaba Papá Noel al que seguian por google.
Vinieron los primos. Simona trajo margaritas para la mesa. Pedro hizo magia.
Se durmieron todos, incluidos los más pequeños, a las 3.
Se despertaron todos, comandados por Estani que se había dormido más temprano, a las 9. Estani encontró sus regalos, la ambulancia y cosas de batman. Entre ellas un disfraz que también todavía tiene puesto.
Todo el día de Navidad muertos de sueño. Más Pili de mal humor porque no le salen los ejercicios de matemática.

5) Lo mejor de estas Navidades.
El cariño de Adriana. La capacidad de cauterizar las cicatrices con palabras.
El sermón de Mariano reflexionando sobre dónde nacería Jesús en 2014. Contenta de que sea él quien vaya a bautizar a mis hijos.


Y en relación con esto mi película preferida sobre la Navidad


jueves, 18 de diciembre de 2014

El pulpo

Domingo. Hubiera cumplido años mi padre. Siempre lo festejaba con pulpo, en el Zamorano.
Estos años seguimos comiendo pulpo en casa.
Comemos pulpo el día del padre y el 14 de diciembre.
A veces también hacemos pulpo para mi cumple. Me parece la mejor manera de agasajar a los invitados, pero no es una comida que les guste a muchos. A Meneca por ejemplo no le gusta, siempre me cuenta que cuando hacían pulpo en su casa la madre le avisaba para que se fuera mientras el pulpo hervia, por el olor.
Hay varios trucos para que el pulpo quede bien.
Primero que sea pulpo español. Segundo lavarlo mucho, por lo menos una hora. Tercero cuando el agua hierve, antes de echarlo en la olla sumergirlo tres veces, que se enrulen los tentáculos y después tirarlo adentro y vigilarlo para que no se pase.
Algunos dicen que si lo ponés a hervir con una papa grande tarda en hacerse lo que tarda la papa. Otros que hay que ponerlo con un corcho, cuando el corcho flota el pulpo está listo. Nunca probamos ninguno de los dos métodos, pero la mayoria de las veces nos queda bien.
Y por supuesto un buen aceite de oliva y un mejor pimentón. 
El domingo estuve todo el día en el zamorano, a la noche ibamos a cocinar el pulpo pero estábamos medio cansados, compramos un pulpo precocido, asqueroso, solo por el olor se verificaba que pertenecía al océano, por el color parecia pollo y por la consistencia chicle masticado.
No importa, comimos pulpo y nos acordamos de Abelino.
Más tarde salió campeón Racing.

Lunes. Me levanté muy temprano, a las cuatro.
Llevé a Valen y a la abuela al aeroparque. Cuando subí al auto el viento tenia gusto a rio.
Volví a casa. Dormí hasta las once.
A la hora de la siesta acto de egresados de séptimo del colegio. Maite y Sonsi tenían que tocar la guitarra. Las acompaño. Egresaban chicos que conocemos desde chiquitos. Muchos son amigos de Maite, me acuerdo de un cumple que había invitado a algunos, cuando cumplía cuatro o cinco y ellos habían terminado preescolar, Rochi, Braian, otros que se cambiaron de cole como Joaquin o como Celeste, decían chinchin por preescolar, chinchin por las vacaciones y se tiraban coca y se reían y de a poco la alegria volvía a entrar en casa.
El lunes abracé fuerte a sus madres,y a las de otros, a Sole, a Ceci, a Susana y mientras los veía tan grandes, tan lindos, tan contentos pensaba brinden de vuelta, preciosos, por séptimo, por las vacaciones, por la vida.
Después volví al zamorano. Bailamos sevillanas para despedir el año.

Martes. Un 16 de diciembre hace veintiseis años fuimos con Luis al cine y a tomar un helado.
Yo tenía 17 y él 18. Me acompañó a casa y acá estamos.
El martes para festejar solo pudimos escaparnos quince minutos a tomar otro helado.
A la tarde Pili había aprobado francés. Primera valla.
Ahora le quedan dos, quimica y matemática
Y física la espera en marzo.
Toda una tradición familiar.

Miércoles. Acto de egresados de preescolar. “Se” egresa Ruli.
Entró a sala de dos llena de rulos, sale con el pelo lacio.
Les dan un diploma, lo levantan y se sacan fotos.
Les dan una medalla a cada uno. Se la cuelgan con una cinta azul francia.
Las hermanas y Sol las aplauden a los gritos a ella y a Hada. Ahora la medalla empezará a dar vueltas por la casa.
Bailan. Festejan. Toman helados y comen torta.
En el patio hace mucho calor, sueltan globos que se escapan altísimo.
Para el lado del viento. Del río.

Cuatro días. Cada uno valió por dos. Ocho.

Como los tentáculos. Del pulpo.



jueves, 11 de diciembre de 2014

Mellizos

Te acompaño me dijo Luis, la última vez que fuiste sola a una primer ecografía hiciste lío se rió recordando la primera ecografía de los gemelos, en la que fui sola y en la que me enteré que eran gemelos.
Entramos y la ecografista nos retó, cuando son dos tienen que avisar, así les damos dos turnos, esta vez el lío lo habíamos hecho juntos.
Me largué a llorar y no paré hasta llegar a casa, y eso que tuvimos que dar una vuelta larga, casi hasta el Zamorano.
No veo la diferencia entre nueve y diez nos despidió la ecografista, cerrando media hora de trato inmejorable.
Rápidos y tranquilos pasaron casi ocho meses, una vez me contó Vero que en Francia las mujeres para hacerse amigas se cuentan los partos, yo no me canso de repasarlos y a veces de contarlos.
Éste fue el último, técnicamente la última cesárea.
Llegamos temprano para hacer todos los trámites. Claudia, que me había llevado de la mano todo ese tiempo se había intoxicado el fin de semana con un helado, me llamó llorando de la fiebre, te va a atender otro médico, otra partera, a mí que siempre tuve el privilegio de elegir cómo, dónde y cuándo parir me esperarían unos extraños en la sala de partos.
Fabiana, que me había escuchado desde el principio, que me había visto llorar de miedo por un segundo parto doble, que me había aconsejado y me había convencido una vez más, ya había avisado a toda neonatología.

Me dieron la peridural y la presión me bajó a dos. Cuando entró Luis ya me había subido de vuelta. Tajo y llanto, primero el varón, nombre, es el último le recordé a Luis casi pidiéndole por favor, quiero que un hijo mio se llame Cristóbal.
Otro llanto y la beba cuyo nombre ya teníamos decidido del día anterior: Dolores.
Dos bebés preciosos, diminutos.
Después, las placentas, el olor a quemado de la cauterización, la descripción de las paredes muy finas del útero, que no se te ocurra tener otro más, las enfermeras yendo y viniendo, la habitación.
A la tarde trajeron un ratito a Dolores, a ver si se prendía a la teta.
No hubo caso, todavía no tenía succión, el hermano menos. Se quedan en neo.
Me imagino otro mes ahí, como con los gemelos.
A los dos días me fui yo, a los tres ellos.

Ahora Cristóbal y Dolores son Loli y Tótal.
Loli es una muñequita. Tótal es igual a Octi pero ve las fotos de Felipe y dice mí.
Cumplen dos años,siguen tomando la teta y siguen durmiendo con los padres.
Son nuestros bebés.
La mayoría de las veces no hay nada.
Pero algunas veces hay milagros, hay revanchas, hay goleadas.



Miércoles


Hace bastante tiempo que tenemos un libro en prensa. La mejor excusa para un asado de verano entre todos los autores.
El otro día nos llamaron de la imprenta para avisarnos que podíamos pasar a buscar las pruebas. Nos repartimos tareas y la imprenta, que queda en Florida, me tocó a mí.
Ayer miércoles me parecía un buen día para dirigirme al conurbano, no hacía demasiado calor y a la tarde no había ni reuniones de padres, ni clases abiertas de música, ni conciertos, ni nada.
Por el contrario los días que quedaban de la semana estaban altamente complicados destacándose el viernes la producción estelar de La Bella y la Bestia y el segundo cumpleaños de Loli y Tótal.

Así organizada, sabía que no podía volver muy tarde porque Valen se iba a la cancha bastante temprano, por el tema ese de las gordas que ponen las banderas y ocupan todas las plateas, sabía también que la corrección de las pruebas no me iba a demandar más de media hora, tengo siempre en mi cabeza esa definición de Meneca que una vez me dijo que yo era lo más opuesto a una persona obsesiva. Acompañé a Luis a llevar a los chicos al jardín y me ofreció, muy amablemente, a transportarme a la imprenta, le repetí las conjeturas temporales, a las tres podemos estar de vuelta.
Vamos por Balbín desde donde empieza hasta donde termina, cruzando Avenida Parque el auto hizo un ruido raro, se paró. Lo encendió y seguimos adelante, se le empezó a prender una luz naranja, no auguraba nada bueno. Doblamos por el Parque Sarmiento, volvió a hacer ruido, dejá me tomo el 41, vos mejor volvete a casa. Paramos en una esquina, le pregunto a una señora mayor si ahí paran el 41 y el 93, el 41. Me bajo. Luis engancha una rotonda para retomar y se le vuelve a parar el auto, definitivamente. Imposible cruzar para ayudarlo, lo veo empujar la camioneta hasta el cordón. Cuando puedo cruzar el auto estaba envuelto en humo, compro un agua mineral en unos chinos, vuelvo a perder diez minutos para atravesar la avenida. Le ponemos el agua que se cae toda al asfalto, más caliente que el auto. Llamamos al auxilio, va a tardar tres horas. Vuelvo a cruzar a la parada del 41, la señora ya se había ido, espero el colectivo quince minutos, no viene ninguno. Me doy cuenta de que la imprenta se está transformando en una misión imposible. Tengo dos horas para corregir las pruebas, volver a casa en colectivo, buscar el auto, cruzar una Belgrano llena de máquinas asfaltadoras y de árboles caidos. No llego. Vuelvo a donde está Luis después de esperar diez minutos que algún auto respete las cebras, me voy a tomar el 93 le aviso.
Pasan, después de veinte minutos siete 41. Me tomo el 93.

Llego a casa justo para agarrar mi auto e ir a buscar a los del jardín. Dejo la imprenta para otro día. Me avisa Luis que ya está con su auto en el taller, ahí quedará por un tiempo, no sé que desastre le ocurrió de nombre complicado y de presupuesto más complicado todavía.
Nos aventuramos otra vez en un Belgrano caótico, potenciado ahora por la final de la Sudamericana.
Valen que ya se fue temprano, Consu que finalmente puede ver el partido con Gaspi, Maite que quiere ir a la peluquería, Pili que está aburrida estudiando, más la heladera vacía, internet rota y toda otra serie de cuestiones cotidianas.
En la peluquería la peluquera me reta porque la chica tiene un poco de pediculosis, qué raro le digo, se hizo vinagre hace poco. Igual le corta el pelo que le queda precioso.
A la noche vemos el partido, tenemos que buscar a Consu a lo de Gaspi que vive a cinco cuadras de la cancha. Ideal.
Cuando faltan diez minutos le digo a Luis, mejor vamos a buscarla ahora, silencio. Se había quedado dormido, supongo que de la bronca.
Por última vez en el día vuelvo a Belgrano, presiento hordas eufóricas cortando las calles. Me llevo a Pili de apoyo. Las calles desiertas, poca gente caminando todos con camisetas.
Subimos a Consu que, férrea hincha de Boca, quiere gritar por la ventana Viva el fútbol Pisculichi.
Los autos empiezan a tocar bocina, tocamos un poco también nosotras.
Todavía los festejos más bulliciosos están en la cancha. Desde lo de Gaspi se escuchan los fuegos artificiales.
Nos manda wa Valen, no me esperen, tenemos que ver cuando les dan la copa.
Seguimos viaje, Cabildo es una fiesta.
Me acuerdo una vez que yo era muy chiquita y River había salido campeón, pasamos en auto cerca de la cancha. Yo tenía una pollera roja y una remera blanca, de casualidad. Me acuerdo de mi papá que dijo te saco por la ventana así festejamos, me acuerdo que me causó gracia.
Tocamos bocina más fuerte. 
Para el jueves me quedarían la imprenta, el vestuario de La Bella y la Bestia y otra serie de clases abiertas.

Por hoy miércoles suficiente, viva el fútbol.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Vidrios


El otro día a Ro se le despegó un poco la zapatilla.
Esfuerzos vanos ya mencionados aquí de sus padrinos por calzarla.
Al día siguiente salió del jardín con la zapatilla partida en dos partes.
Quedamos que a la mañana le compraba zapatillas. Ni bien se despertó empezó a preguntar cuándo íbamos a comprarlas. Tengo que contestar doscientos cuarenta y ocho mails le dije, sabiendo que solo tenía que mandar dos mails que, con todo el grupo de chicos dándome vueltas alrededor, es como ese número y más también.
Cuanto más me molestes más voy a tardar. Un enunciado que repetimos desde que Valen era chiquita y cuya eficacia pragmática es inversamente proporcional a su significado. Nunca logra que dejen de molestar, por el contrario.
Intento aunque sea responder dos de los mails más urgentes, sobre una transferencia de dinero a una imprenta para que salga un libro luego de tres años de esperar y otro sobre a nombre de quién tenía que estar la factura que debía confeccionar esa imprenta.
Se despertaron sus hermanas grandes y se fueron a la cocina a desayunar.
Ruli se fue a la cocina a desayunar con ellas.
Estos días, en casa, están todo el tiempo las hermanas grandes. Pili estudiando y Valen descansando.Y ejerciendo además ambas una función correctiva importante sobre sus hermanos y hermanas menores, dejando entrever que la disciplina que sus padres ejercían con ellas en otros tiempos ya se relajó, y que las cosas no son como eran antes.
Así Valen comenzó a descargar una monserga sobre su hermana acerca de las zapatillas, los sacrificios y la conveniencia de que revisara entre las zapatillas que ya no le quedaban bien a las medianas a ver si alguna de ellas le entraba.
No sé cuál de las dos fue la que consideró correcto además informarle a la chica que veía difícil que la madre abandonara las tareas matinales para ir a comprarle zapatillas.
En el escritorio Luis escribía y yo trataba de entrar el cbu de la cuenta de la imprenta.
Valen en la cocina se iba enojando, Ruli respondía hasta que no pudo sostener el juego dialéctico y, según nos contaron después las hermanas presentes en la discusión, empezó a patear, pateó la mesa y lastimó a Maite, pateó el piso y pateó la silla alta de alguno de sus hermanos, en la cocina tenemos tres sillas altas que a la noche son sorteadas cómodamente por las babosas que a partir de las once de la noche comienzan a invadir la casa y que cada vez son más y más grandes.
En el escritorio se oyó un estremecedor ruido de vidrios rotos. Y en la cocina gritos de las hermanas. Corrimos esperando ver a alguien cortado, pero no.
La silla alta había pegado contra la puerta vidriada que se partió en dos dejando unos temibles filos al descubierto.
Ro lloraba a los gritos, Valen seguía retándola, Maite lloraba porque la primera patada de la chica la había lastimado.
Si en vez de ponerme a contestar esos mails y a hacer esas operaciones bancarias hubiera empezado el día llevando a Ro a comprarse zapatillas nada de esto hubiera pasado.
Quedó castigada, no va a ningún lado ni viene Hada a jugar hasta fin de año. Pero no podía seguir con esas zapatillas, ella misma se las pegó con Uhu y las puso abajo del escritorio de Luis para que el peso las pegara mejor. Pero no hubo caso.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano y escapándonos del castigo stalinista demandado por las hermanas, que siga con esas zapatillas hasta que empiece primer grado, nos fuimos a comprar unas preciosas zapatillas, unas converse verde fosforescente, de oferta, en Loyola.
De paso busqué a Pili que pasó de Puig a aprender a pronunciar La cantatrice chauve y la ví a Vero con su nuevo peinado, que una vez más nos llevó al verano inconsciente de Miramar hace casi treinta años.
A la tarde vinieron unos chicos a arreglar el vidrio, que salió como cuatro pares de zapatillas sin descuentos.
Valen estaba en la pileta, yo estaba en la pileta a la que finalmente le cambiamos el agua.
Valen no quería ir a abrirles, fui yo.
Por las dudas me envolví en una toalla y cuando les abrí les pedí perdón, estaba en la pileta les dije, los jovencitos no registraron mi vestuario, tampoco registraron que la toalla con la que me había envuelto, me dí cuenta cuando se fueron, tenía un agujero gigante atrás, lo que equivalía a no tener nada puesto sobre la bikini.
Pero los vidrieritos ni se inmutaron, cambiaron el vidrio prolijamente en veinte minutos.
Se llevaron los vidrios rotos y me cortaron y le sacaron el filo al pedazo que había quedado.
Así, en menos de veinticuatro horas quedó todo solucionado. Vidrio y zapatillas.


Después, a lo largo de la semana, habría más vidrios: uno que se me clavó en la goma a la que le dimos aire con Xime y con Patricia camino a Mar del Plata, otro que envolvía la cerveza con maníes que nos teníamos que tomar con Luis en la tarde de Villa Urquiza hace como cinco años.


Y otro, terrible, con el que afilé sin saberlo los colmillos del jabalí, ese que de vez en cuando vuelve a arrasar todo con su furia esmeralda.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Superclásico

Mañana de superclásico.
Superclásico que empezó anoche.
Pili llorando porque se llevó matemática, técnicamente lloraba no tanto porque había completado con la incorporación de las matemáticas el podio de diciembre sino porque la profesora también lloraba al mandarla. Le daba más pena la pobre docente que ella misma que tiene que rendir el 29 de diciembre, que además de ser 29 de diciembre es el día de su cumpleaños.
Buscamos a Consu. Salió de la casa de Gaspi vestida de jugadora de Boca, su amigo de los ojos preciosos le había regalado una camiseta violeta de Boca que a él ya le quedaba chica y unos shorcitos con el escudito y el número 9, todo de Viatri.
Consu contentísima.Pienso cómo vamos a hacer para dentro de cinco, diez o quince días convencerla para que ponga esa ropa a lavar. Encima Gaspi la invitó para hoy a ver el partido a la casa.
A las doce de la noche habíamos logrado acostar a todo el mundo, menos a Tati que andaba dando vueltas por los techos. Aparece Valen en el cuarto que quería ver los penales entre San Pablo y Medellín, que era en realidad Atlético Nacional. Mientras pateaban los penales nos preguntaba cuál de los dos equipos era preferible que pasara a la final. El de Colombia le contesté, siempre es complicado ir a Brasil. ¿qué es que sea complicado ir a Brasil?, me dice. No le contesté. Valen hablando de fútbol pone a prueba toda la paciencia que creo que me ha ido añadiendo a lo largo de esos últimos veinte años cada uno de mis hijos. Me enoja, me exaspera, me saca de quicio que cada domingo que juega River en su cancha, cada partido de copas extras que juega River en su cancha ocupa impunemente una platea junto a su novio y no sale del comentario promedio de aquél que no entiende nada de fútbol.

La mañana siguió de super clásico.
Me desperté a las seis con la luz que entraba por la ventana y me volví a dormir hasta las nueve. Maite y Pili ya estaban estudiando en la cocina, una geometría, la otra boquitas pintadas.
Luis ya se había ido y vuelto a tribunales.
Octi y Estani que tenían una costra de mugre de días y que sí o sí tenían que bañarse. Entro a ponerles el agua. El baño con un olor asqueroso y con cosas raras en el lavatorio, restos de alimentos. Miro bien y hecha un bollo en algún rincón de la bañera una toalla llena de vómito. Pero nadie parecía haber vomitado. Deben ser los bebés conjeturamos, pero ningún bebé puede juntar prolijamente el vomito con una toalla, ni embocarle en un lavatorio que les queda alto. Por ahi se escucha Consu ah, me parece que fui yo, pero no quiso agregar mucho más.
Claro, se le arruina el programa de la noche de visita futbolística a lo de su amigo de ojos preciosos
Justo en el momento en que voy a empezar a bañar a las criaturas suena el teléfono, la abuela, media hora de relatos variados. Justo en el momento en que cortó salen los chicos de la ducha, no sabés el color del agua me dijo Luis.
Recordamos el agua verde de la pileta que ya no tiene solución y la ponemos a vaciar; de todas formas este verano había que pintarla.

Mediodía. Consu come lo más bien. Maite cuenta los días que faltan para ir con Ceci al Colón a ver Cascanueces. ¿vos sabés cuál es el Colón del fútbol? Le pregunta Luis a Consu, la chica ya vestida con el equipo de Boca desconoce la respuesta, la Bombonera la instruye el padre. Yo le digo y la cancha de River ¿cómo se llama? , espero un Gallinero. El Monumental me contesta muy seria, camiseta violeta de Viatri. Sigue comiendo lo más tranquila, el vómito quedó lejos, en la madrugada.

Un poco antes del mediodía se había ido Pili, a su propio superclásico, a salvar teoría literaria, a despedazar a Puig. Misión casi imposible, aunque en este caso creo que no es por culpa de ella, nunca se lo dije ni se lo voy a decir, pero sus preciosas amigas que leen este blog se lo podrían avisar.
Un poco después del mediodía se va Valen al superclásico, camiseta de River, shorcito y una cartera al hombro. Hay que estar temprano porque si no hay unas gordas que ocupan los lugares me explica.
La tarde continúa tranquila, reunión de entrega de informes en la sala de rosario, la maestra llora, los presentes lloramos, firmamos las hojas, hablamos del acto de egresados, la maestra vuelve a llorar, los presentes volvemos a llorar, firmamos más hojas, nos vamos.

Yo iba a un jardín en la Boca, escuela 13 del distrito 4 República de Chile se llamaba. El otro día mientras buscábamos en la Boca un cajero con Xime antes de subir a la autopista para irnos a Mar del Plata era la hora de entrada de los colegios y las calles estaban llenas de chicos yendo al jardín, ahi me acordé de mi jardín República de Chile y Xime me contó que el de ella que se llamaba Wal Disney, que quedaba más para el lado del Zamorano, y que pese al nombre era público.
En ese jardín, en el República de Chile había en los zócalos unos cañitos.
Una vez un nene se abrió la cabeza con ese cañito. Mientras me acuerdo de eso me entra un wa de la mamá de Gaspi que se golpeó contra un cantero cuando jugaban a la pelota en el recreo,
Se suspende entonces el encuentro de amigos para ver el superclásico.
Si hoy ganara Boca podrían juntarse para ver la final. Que encima es contra un equipo colombiano, no tiene la dificultad que no entendía Valen de ir a jugar a Brasil.
Es un dilema, detesto a Boca, pero la amistad entre Consu y Gaspi podría dar vuelta eso.
Y no tener que soportar los comentarios de Valen si River sigue en carrera, no sé.


Un añadido:
Ayer se jugó la final de la copa Argentina, Huracán contra Rosario Central, la ganó Huracán. Me puse contenta, tengo muy buenos amigos de Huracán.
Ayer también se murió Angel Tulio Zof, el eterno técnico de Central.
Me dio pena. Yo le decía Zoft como si pronunciara mal el apellido y creo que Luis se enamoraba de esas cosas, antes hace veinticinco, veintiseis años, cuando teníamos diecisiete, dieciocho, cuando se enamoraba de mí por cualquier cosa, cuando nuestra pareja no era esta mezcla de empresa de transportes, de catering, de limpieza y de mantenimiento edilicio que es ahora, era un helado en barrancas, ir a tomar cerveza, ir a la cancha a ver cualquier partido.
Y capaz que entonces entiendo un poco más mi exasperación con Valen.  

lunes, 24 de noviembre de 2014

Plantas


Todo el fin de semana con la pileta verde.
Probamos con mucho cloro, con clarificador, con alguicida, con filtro, nada.
Por lo menos no tiene olor. A veces cuando se pone verde y la vaciamos, llegando al final los chicos empiezan que parece la playa, que hay olor a mar. Asqueroso, esta vez no.
El agua está limpia pero verde. Los chicos se metieron, invitaron amigos, llenaron la casa de niños, a nadie pareció importarle demasiado el color del agua.
Pili estuvo la mitad del fin de semana terminando un dibujo de plástica, de pop art dijo, dividió la hoja en seis, hizo unas cerezas de diferentes colores y con diferentes fondos, terminó contentísima, el último dibujo de plástica de mi vida, nos lo vino a mostrar, parecía de alguien de segundo grado, un desastre; la otra mitad del fin de semana la pasó estudiando matemática.
El viernes a la noche, a eso de las dos de la mañana parece que vinieron a visitarla unos muchachitos. Nosotros no escuchamos nada, ya dijimos con Luis, a la noche puede venir un elefante, entrar al jardín y comerse todas las plantas que recién nos daríamos cuenta a la mañana siguiente, o a la madrugada cuando se despierta Loli y se pasa a nuestra cama.
Vale estuvo la cuarta parte del fin de semana en casa, se fue el sábado a la tarde y volvió el lunes a la madrugada con Kp que hace mucho que no venía porque estaba estudiando, le creció bastante el pelo. Vale sigue estudiando, tiene el último parcial el miércoles y ya termina el cuatrimestre.

Se me rompió el celular, se me borraron todas las aplicaciones, todas las fotos y todas las canciones. De fondo de pantalla tenía una imagen de la pileta y las plantas, para que no me quedara blanca tuve que sacar otra foto igual pero ahora con el agua verde.
Y en tantas vueltas alrededor de la pileta descubrí que al cactus que me había regalado Soledad hace dos cumpleaños le habían salido como tres flores, descubrí también que las flores de cactus se abren y cierran si les da o no les da el sol.
Planté por vigésima vez una planta de albahaca, que habíamos comprado para hacer unas pizzas el sábado a la noche que vinieron Xime, Guille y Lu. Creo que pasaron veinticuatro horas y que ya se secó.
Entre tanta plantación conversamos con Pili de porros, de límites, de drogas blandas y duras, de inspiración y de inteligencia.
Conversamos también de la imagen esa espantosa, la del cierre que anduvo dando vueltas por la web hasta que la borraron, de posibilidades y de sexualidades.

Ahí me acordé la cantidad de niñas que hay en esta casa, y de que hace mucho, cuando estaba planeando este blog lo identificaba con la primera parte de la Soledad Segunda donde hay una cabaña de un pescador que tiene seis hijas mujeres y dos varones, todavía no habían nacido mis chiquititos, así buscaba entre los versos del poema algún título para el blog; me acuerdo que me parecía ideal el verso 197 de la Soledad Segunda que dice “concha, si mucha no, capaz ostenta”, ya lo tenía casi decidido, hasta se lo conté a Patricio, después la idea no prosperó y encima nacieron Loli y Tótal.
Loli contribuyó al espacio femenino a tal punto que se ganó a la presidenta como madrina.
Ahora igual tenemos que elegir, nos sobran madrinas y padrinos.

Pensando en la cabaña del pescador, una deuda del fin de semana, nos trajeron canchita de Perú, tendríamos que haber en algún momento de estos tres días preparado ceviche, pero no nos dieron ganas de ir a comprar pescado.
Capaz podríamos haber probado pescar en la pileta.
A lo mejor del fondo del agua verde salía algún lenguado, alguna merluza, algún abadejo.
A lo mejor del fondo del agua verde salía  Venus con Marte amarrado a su concha.




miércoles, 19 de noviembre de 2014

Materias


Intento corregir parciales, preparo mate, pongo en Ares toda la lista de reproducción de la Princesita y le saco a Maite una birome rosa
Luis se fue a llevar chicos al cole y a Vale a la cancha de River a hacer la cola de las entradas del super clásico.
Dejo a Loli y Tótal en la cocina con dos platos con pedacitos de pomelo.
A los diez minutos llega Loli al escritorio con los dedos pegajosos, miro el plato, el pomelo no se ve, está tapado con salsa barbacoa que entre los dos sacaron de la heladera.
A los once minutos llega Tótal con un durazno, conseguido no sé dónde con características similares. Voy a la cocina con temor de cualquier cosa y recuerdo la máxima de Luis, la hora escarlata, la que viene después del mediodía cuando quedan solos en medio de una falsa tranquilidad y un falso silencio. En esa hora todo es posible, hechos pintorescos que involucran mascotas Loli una tarde estaba limpiando a la tortuga con un trapito amarillo Tótal revolviendo y tal vez comiendo las piedritas de Tati o hechos más complicados que involucran incursiones en los cuartos de sus hermanas mayores y experimentos con esmaltes de uñas, resaltadores e incluso computadoras.
En la cocina estaba todo en orden, solo una montaña de salsa barbacoa engalanaba el mantel recién limpio pero no mucho más. Lo saqué y lo llevé al lavarropas junto con el acolchado de Octi y Estani al que alguien le había tirado jugo de naranja.

Volví a los parciales.
Nueva interrupción. WA de Pili, me pasan la prueba de literatura para mañana.
El lunes empezó la pretemporada de diciembre, francés la prepara con Vero, que ya demostró ser muy buena maestra para Valen y para Maru. Cuando estaban en segundo año fueron la mañana antes de rendir, y les fue bien a las dos, Valen había tenido unas sesiones previas pero Maru no. Y siempre decía yo la preparé esa mañana.
Ayer Pili salvó geografía, ahora le queda ver si se saca los nueves o dieces que necesita en matemática y en literatura, la poética de aristóteles y también la de lope me dijo. ¿de Lope? ¿no será el Arte nuevo? Ah, sí eso, eso que estás corrigiendo en tus parciales y también boquitas pintadas. Y Puig que logró fascinarla.
Todo muy organizado: química también en diciembre, a preparar en espantapájaros, etapa superior de cronopios, espacio espantapájaros que ya no se sabe si es un instituto de preparación o un club de yoga en el que quedará por doce clases una suma monetaria similar a la que hubiéramos gastado pagando un colegio barato durante todo el año.
Y en un marzo que parece lejísimo la espera física.

Recuerdo pugnas agotadoras con Valen, vas a repetir, te vas a quedar libre, no pagamos colegios privados, te vas a trabajar, no me interesa que -siguiendo con la poética, la historia de los peores- tus amigos se lleven ochenta y cuatro. Batallas todas perdidas dialécticamente por la chica pero ganadas por ella en los hechos. Nunca le quedó ninguna previa y por añadidura terminó encontrando una profesora barata, baratísima a la que aún hoy recurre para clases de estadística de la facultad.


Pero si aprendimos algo es a no desesperarnos y menos ahora que faltan tantas cosas de acá a fin de año: la fiesta de egresados de Ro, el acto de fin de año temático de la bella y la bestia, las clases abiertas de música, los actos del coro, de la orquesta, del jardín.
Protagonizados todos por los futuros clientes de espantapájaros que en ese momento se llamará, por ejemplo, lemmings. 
Casi que es preferible gestionar el lavarropas con los acolchados sucios o sacarle una foto a la barbacoa cubriendo los pomelos.
Vuelvo a los parciales, quiero terminarlos antes de ir a tomar cerveza con Vero y Ceci.

Pienso en Pili y soy un poco menos mala que de costumbre para corregirlos.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Gomas

El lunes nos dormimos con la persiana abierta, para poder levantarme temprano el martes.
Teníamos una larga noche de por medio, nuevo capítulo de la cuarta temporada de Homeland más despedida por dos días que no iba a estar. A los diez minutos de empezado el episodio me dormí.
Me desperté una hora después frente a una pantalla donde una alucinada Carrie Mathison cogía con Brody como en los mejores capítulos de la primera temporada
Y lamentablemente este empastillamiento de la agente de la CIA sería la única escena sexual que recordaría de esa noche que debería haber sido mi despedida antes de irme a Mar del Plata.
Pero se ve que con eso quedé conforme, dí media vuelta y seguí durmiendo.
Espero la interpretación de Enru, claro.

A la mañana nos despertó el sol. Bajé la persiana para que pudieran seguir durmiendo nuestros pequeños acompañantes de cuarto, así Luis ganaba por lo menos dos horas de paz, nada en relación con los tres días que quedaba solo.
En la oscuridad metí lo que pude en la valija sin olvidar obvio la malla, la dos piezas como me dijo Néstor cuando me preguntó con quién iba a dormir.
Me puse los jeans nuevos, regalo del día de la madre y me subí con Pili al auto.
Buscamos a Xime que entró con una valija gigante, las aceitunas, los caramelos y los chupetines, dejamos a Pili en el cole en su clase de natación y seguimos en busca de un cajero para sacar plata que encontramos recién en la Boca.
Preguntamos a unos gendarmes muy atentos si la subida a la autopista era por Brasil o había otra más cerca mientras Patricia nos taladraba con mensajes en el teléfono. En la policía de Hudson la subimos al auto, traía un bolso superdiscreto, pobre chica así se le arrugó el blazer que se había llevado para leer.

Paramos en samborombón, en un ACA casi vacío, mientras un lindo muchachito me cargaba nafta y las chicas iban al baño, le pregunté dónde estaba el aire, había salido de Buenos Aires con una rueda bastante baja, le tenés que dar aire me dijo Luis antes de irme, 29 a las de adelante y 30 a las de atrás. Soy un desastre con la máquina esa, solamente salí airosa una vez hace mucho que habíamos ido con Coni y con Érica a una quinta, con chicos medianos, chiquitos, con bebitos recién nacidos, el auto estaba muy bajo, le dimos aires en la estación de don Torcuato, en 30 como le dicen los peruanos.

Pero esta vez me había vuelto a olvidar. Conecté la manguera y empezó a hacer ruido de aire, no entraba, salía, la rueda se desinflaba cada vez más. Volvieron las chicas del baño, esto se desinfla les dije. Pidamos ayuda. Va Xime le dice al muchachito “¿no nos podés ayudar con las gomas?” Después nos diría que el lindo playero no mostró ningún entusiasmo frente al pedido pero vino en seguida, solícito, infló todo como correspondía, inclusive la rueda que yo me había esforzado por desinflar con el aparato que no entendía.
Le dimos cinco pesos por la atención y seguimos viaje. Unos lindos cds nos acompañaron todo el viaje, una mezcla de Erasure y Chavela que me había grabado Luis, Blondie y uno de María Elena Walsh, que Consu se había olvidado en mi auto, María Elena Walchs, como le dice Consu.

En Mar del Plata nos acordamos de Ruth, de mi tía Hebe, de todos los congresos que fuimos a Mar del Plata, de Chapadmalal, con alguna confusión del hombre de la coupe Fuego, de Paula que tenía catorce años cuando fuimos a ese campamento a Miramar, después paseamos, comimos, vimos el mar, vimos la tormenta, vimos la luna, vimos la luna brillar en el mar, las olas reventar en las piedras, preguntamos, pensamos padrinos para los chicos, preparamos el bautismo, tomamos cerveza, tomamos vino, organizamos el seven, fuimos a un museo y en un tranquilo viaje de vuelta en el que pensé que se me había pinchado una goma le dimos a Meneca de tomar el mate tumbero.
Cada vez más encaminadas hacia Machu Pichu.

En casa todo estaba bastante tranquilo.
No había mayores signos de desastre: solo (yo no le pongo acento porque me lo enseñó Anita) corazones podridos de manzana en los papeleros de los dormitorios y en los cestos de los baños y además el agua de la pileta que se volvió a poner verde.
Todavía no ví completo el capítulo de Homeland, así que por ahora Carrie y Brody siguen cogiendo.





viernes, 7 de noviembre de 2014

Últimas cosas


Semana de últimas cosas. De muchas cosas. Podría haber escrito un post por día.

Lunes última clase del año. Esta vez pasaron bastante rápido y no me costaron tanto como otros años.
La mezcla justa entre poesía y teatro. Góngora y Calderón.
La vida es sueño. Hacía mucho que no la daba y no me acordaba que me gustaba tanto.
Además, en algunas de las idas a Puan aproveché para comprarles en la vereda a Maite, Sonsi y Consu unos balis. También a Solange. Me faltó Ro, porque no había talle.
El frío nos aguó el festejo final cervecero con Xime que hizo el aguante todas las clases.
La mayoría de las veces a la salida, veía en la puerta estacionado un Nissan March azul eléctrico, como un recuerdo del futuro o como si me hubiera tomado yo el beleño y el opio de Segismundo.

Martes. Llega Lucas, finalmente lo llamaron de la fiscalía penal o de instrucción o de no sé qué para
un trabajo al que había aplicado hace como un año. Entonces se va a desempeñarse en algo que, a todas luces, va a ser más tranquilo que lo que deja. Martes tristeza, último día del niñero casi perfecto, del cual están enamoradas todas las adolescentes que frecuentan, no que habitan este hogar. Que cuidó desde que tenían un año a Octi y a Estani, que cuidó desde que tenían tres días a Loli y a Tótal.
Si se banca la chapa de la madrina un posible buen padrino.

Miércoles. Día de retazos. El monje Sisebuto del monasterio de Cardeña, las espalderas para el guardapolvo de egresada de Rulito, Loli y Tótal que encontraron la bolsa con los juguetes de la playa en el cuartito del fondo y que creen que la tierra del jardín sobre la que hace mucho que no logramos hacer crecer el pasto es arena y el escritorio una sucursal del arenero, un interesante debate entre adolescentes secundarios tirados en la vereda a los que no les salía el nombre Braden y que cuando, desde el auto, los proveí de la información pusieron tales caras que tuve que aclararles lo que a mí me parecía obvio, que yo en esos momentos no había nacido.
Y más tarde relámpagos brillantes: en Lope que me puede salvar lo que tenga que decir la semana que viene en el congreso de Mar del Plata, en la alta posibilidad de volver al arco en diciembre y en la certeza compartida con Adriana de que como sea siempre seguimos adelante.
Se viene un equipazo que va a dar que hablar.

Jueves.
Tres horas a la mañana pasando el barrefondo, fin de la temporada agua sucia, verde, toda espumas y algas
Tres horas a la tarde organizando el cronograma clases para Pili.
Fin entonces de las posibilidades de que no se lleve materias.
Ahora esperar que no sean tantas y solo a diciembre.
En el lugar dónde llamé me preguntaron cuántas se lleva, le contesto. No son tantas me dicen. No, ya sé les digo y me río. Es que como siempre en estos casos y para desgracia de la pobre Valen, siempre vuelvo a la frase del 18 Brumario, la tragedia y la comedia.
Y en esa línea, la clara percepción del fin de la supremacía cronopios y el comienzo de la dinastía espantapájaros.

Viernes
Madrugada. Loli y Tótal todavía no se van del cuarto y a la noche invaden nuestra cama.
Más The Strain que nos tiene levantados hasta altas horas para después caer rendidos.
Deseo. Que este panorama también termine.
Que vengan rápido las camas, que se acabe rápido la serie, que volvamos a la normalidad. 








sábado, 1 de noviembre de 2014

Baños


Mañana es la fiesta de cumple de Octi y Estani.
Mónica, la mujer que limpia decidió tomarse todos estos días por algún motivo que ignoramos. De todas formas la pobre viene solo dos veces por semana, una presencia casi testimonial.
La casa dura limpia alrededor de quince minutos.
El piso verde de la cocina recibe inmediatamente yogurth, jugo o galletitas de chocolate bien pisoteadas.
El living se llena de mochilas, bolsas de plástica, instrumentos musicales, sin ser músicos tenemos en casa dos guitarras, un violín -porque el otro se lo robaron los ladrones, flautas dulces, tocs tocs, un acordeón de juguete que está siempre fuera de su lugar y una caja del altiplano y todo eso en el living.
El patio que lleva al lavadero no tiene declive, por poco que llueva queda inundado, así el piso del lavadero en el que Tótal da vuelta las piedras de Tati o le tira el plato de la comida se transforma en una masa grasosa que mezcla todas esas porquerías y otras de procedencia desconocida.
Capítulo aparte, los baños: el de abajo que teóricamente es para las visitas es el elegido por Octi que, las pocas veces que el depósito funciona, olvida apretar el botón.
En la planta alta Valen y Pili conservan su baño en un estado digno, solo porque impiden la entrada para hacer una inspección, hasta el momento en que abren la ducha y la bañera empieza a llenarse de lo tapada que está. Ahí tiene que ir el padre con una percha a sacar bolas de pelos mezclados con cremas de enjuagues mal enjuagadas, esto era así hasta que decidieron dejar de usar esa ducha porque tenía poca presión de agua y se trasladaron al baño de sus hermanos.
Es decir, al baño de los más pequeños que soporta estoicamente la presencia de seis criaturas de entre 3 y 10 años que consideran que el concepto de limpieza es bañarse cada una alrededor de tres veces por día dejando toallas, bombachas, zapatillas todo en un mismo bollo en medio de un piso casi inundado o peor aún adentro de un bidet que muchas veces algunas de estas mismas criaturas confunden con el inodoro.
El otro día, a la tarde, mientras intentaba concentrarme en elaborar por lo menos una idea coherente sobre Lope de Vega para la clase de la noche, tocó el timbre una vecina desesperada por una mancha de humedad que avanzaba en su cocina proveniente de nuestra medianera. Resultado, el baño de los pequeños clausurado.
Y todos al nuestro, al que en un principio era para Luis y para mí, al que desde que nacieron compartimos con Loli y Tótal lleno de patos, juguetes para la bañera y dos aros que quedaron ahí llenos de polvo que nadie usó, usa ni usará.
Ahora, entonces, doce personas para un baño.
Cantidad inversamente proporcional, por ejemplo, a la cantidad de computadoras que hay en la casa, entre las sarmiento, las conectar igualdad y las verdaderas, hay casi una computadora por persona.

Otros detalles pintorescos de la planta alta: la persiana de Pili quedó trabada en un inútil punto medio entre estar levantada y estar baja, de día el cuarto está oscuro, de noche iluminado. La de Valen pierde una tabla por día y queda colgando de un gancho solo. Nuestro cuarto está lleno de plumas que pierde el acolchado y de corazones de manzanas debajo de la cama.

Este es el panorama. Mañana además de comprar las cosas para el cumple hay que limpiar, no podemos recibir a los niños en semejante mugre.
Y proveer un balde con agua para el toilette, por las dudas sea necesario.
O armar turnos para que suban las criaturas a nuestro baño.

O aventurarse en el quinto baño de la casa, de uso exclusivo de la tortuga, el del cuartito del fondo del jardín, que siempre es una sorpresa y más, claro, después de la noche de las brujas.



martes, 28 de octubre de 2014

Gemelos




Hoy cumplen cuatro años mis muchachitos. Mis gemelos fantásticos.
Todavía me los sigo confundiendo.
Cuando estoy apurada y no tengo mucho tiempo para identificarlos les miro las zapatillas, las rojas son de Estani y las verde militar son de Octi.
Pero ahora esas ya les quedan chicas y hace poco se las cambiaron por otras, que heredaron y que curiosamente tienen los mismos colores pero al revés.
Andan con unas rojas de Ciro que nos pasó Eleonora, que ahora las usa Octi y Estani se empezó a poner unas verdes de Ro que se le salen de lo grandes que le quedan.
Entonces me los confundo.


La mitad del embarazo la pasé en cama. Tenían que nacer en diciembre y empecé a hacer reposo en julio.
Solamente me levantaba para ir a ver a Claudia y para hacerme dopplers, Estani, que en ese momento no tenía nombre crecía despacito, muy despacito, Octi, que tampoco tenía nombre, un poco más.
Entonces, a crecer afuera de la panza. Por eso nacieron en octubre.
Cuando nacieron no era del todo difícil diferenciarlos aunque yo ese día no los pude ver más allá de la sala de partos.
Luis sí, me trajo unas fotos en su celular, llenos de agujas, diminutos.
Al día siguiente ya me paré y fui a neo.
Estani era mucho más chiquito, entraba en la mano del padre.
Octi era un poco más grande, entraba en mi antebrazo.
De todas formas no los podíamos tener mucho a upa porque primero estaban en sus incubadoras, después los pusieron en la lámpara, después los ayunaron, después les pusieron unos tubos para alimentarlos, después Octi se complicó con algo y Estani que ya estaba para irse de alta se quedó internado para esperar al hermano, que finalmente también salió.
Así pasaron el primer mes de su vida, en una terapia, pero como nos dijo Fabi desde el principio, para vivir.
Y nosotros yendo y viniendo, para cambiarlos, para sacarme leche, para darles la teta.
Cruzábamos de madrugada un once desierto, ventoso, sucio. Llegábamos a un sanatorio fantasmal, laberíntico.
A la mañana nunca pude estar a tiempo en la comida de las nueve, siempre entraba corriendo nueve y diez y ya les habían dado la mamadera.
El dia antes de que les dieran de alta tenía miedo de que no pudieran sobrevivir en casa sin los aparatos que le medían el corazón, sin sus nurses, en medio de la jungla de hermanas.
Pero sobrevivieron.
Y el precio del milagro no fue tan alto.

Ya cumplen cuatro años.
Hoy estaban un poco perdidos, uno decía que cumplía tres, el otro que cumplía cinco.
Lloraban porque querían que vinieran los invitados hoy, les decíamos que no, que mejor el sábado.
Octi es un gruñón, Estani es medio obsesivo.
Son mis muchachitos. 

Pero también son un poco de todos, todos los que nos acompañaron, nos sostuvieron, nos ayudaron, nos construyeron una muralla alrededor.
Por eso hoy y el sábado cerveza para todos.

Festejemos a nuestros gemelos fantásticos.


viernes, 24 de octubre de 2014

Triunfo

El miércoles hizo calor. Mucho calor. Tenía una reunión en el centro desde la mañana.
Hubo un primer agüero propicio, el colectivo llegó rápido y vacío.
Me senté y cubrió un trayecto que tradicionalmente hace en cuarenta y cinco minutos en veinte y eso que tuvo que atravesar calles cortadas, semáforos rotos y demás.
Hubo también un segundo signo, me encontré de manera fortuita con Vero.
La reunión se extendió un poco más de lo previsto. Salí cerca del mediodía.

En el colectivo de vuelta había una mamá con dos nenes, seguía haciendo calor. La nena tendría la edad de Ro, se portaba pésimo, molestaba al hermano más chiquito, lloraba, peleaba a la mamá, parte del mal humor, pensé la dan los asientos del colectivo, uno se pegotea en ellos y cuando sos chico peor. Y cuando yo era chica peor aún porque los asientos no eran de plástico duro como ahora sino medio blandos como de cuerina. Cuando estaba en primer grado, para volver del cole me tomaba el 188, me iba a buscar alguien y me llevaba a mi casa, un día me bajé y la mujer quedó arriba, lloré y no me acuerdo cómo llegué a destino. Otra vez me dio un chicle Jirafa, gigante, me lo tragué, fue la primera vez que me tragué un chicle, no lloré pero me vino un sabor amargo asqueroso, tampoco vomité.

Ahi, viendo a la nena esa y reflexionando sobre los asientos de colectivo que me traían de la escuela, me acordé que en ese mismo momento se estaba llevando a cabo una reunión mega importante con los delegados chinos, las autoridades del ministerio y otras investiduras.
Y me acordé de los veinte días dedicados exclusivamente a la pelea y de mi abandono, en aras de la salud mental, del tema. Por suerte el día anterior me había olvidado el celular en el negocio en el que, finalmente, fuimos a encargar las camas, tenía mensajes de mis compañeras de lucha preguntando si iba a ir a la reunión.
Llegué a casa y Luis no estaba. Está en la reunión me avisa Vale, para qué habrá ido pensé, va a volver enojadísimo, va a querer sacar al resto de las chicas del cole y vamos a tener un problema intrafamiliar por culpa del convenio Buenos Aires Beijing.
Al rato suena el teléfono. Luis, terminó la reunión ¿qué pasó? - pregunté- como dijo la madre de Joaquín y Oli - me contesta- transformamos la derrota en victoria.
Queda un grado sin chino, en horario normal, todo volvió al principio, a antes de esos veinte días siniestros, de enojarme, de ir manejando llorando sola por la calle, de putear.
Busco a los chicos en el jardín, en la vereda con algunas mamás nos abrazamos, muchas nos agradecen, sale Ro y le decimos tenemos una buena noticia, te quedás en el cole.
Juro que casi llora de la emoción.
Yo también.
A la noche antes de irse a dormir nos dijo estoy re contenta.
Agradecele a tu padre, Ro, le digo, que puso el cuerpo en la reunión con los ministros.
Y agradecele a tus hermanos que quedaron sin el amparo materno un poco más que de costumbre durante veinte días.
Y agradecele a todos los amigos que nos bancaron real y virtualmente.
Asumiendo la derrota llegamos al triunfo.



Sigo viendo chinos por todas partes, ahora los miro con más simpatía.
Seguramente que algunos de estos fines de semana regresaremos al barrio chino, a comprar los roles de sushi, a ver el precio del pulpo, que siempre terminamos comprando en Jumbo, o a buscar ingredientes para que Luis cocine para el súper bautismo que se viene.
Y solucionado el tema escolaridad de Ro, se larga el casting de padrinos iguales o mejores que algunos que tenemos, y de alguna madrina que acepte las condiciones.


domingo, 19 de octubre de 2014

Derrota

Toda la semana peleando, con la cabeza quemada.
Haciendo guardias en la puerta del colegio, sublevando a los padres, a las madres, a los niños, a los progresistas,a los moderados, a los liberales, a los stalinistas, a los troskos, a todos.
Sin resultado alguno.
Respuestas varias y disparatadas, cuanto más aprendan mejor, yo los puse acá porque salen de profesores de educación física, ahora de artes marciales habría que agregar, está bien que les den chino, a los hijos de otro obvio y los cuatro días así, juntando firmas, yendo, viniendo y todo es derrota.

Luis me manda por wa una foto, en el asiento de adelante del 140 una mujer estudiando chino, con un silabario tipo tabla pitagórica, como me había explicado Mariano.
Por la calle veo chinos por todos lados.
Los que pueden hacer algo se atajan, nos dicen que los del ministerio no escuchan a nadie.
Ante la ley hay un guardián y encima es chino.
La otra noche paramos en un semáforo por Avenida de los Incas. Una mujer medio trastornada iba hablando sola a los gritos, quedó así porque parece que los chinos se quedaron con el colegio de los hijos me dijo Luis. Y me reí y me dí cuenta de que tampoco es tan grave.
Así que listo, ya hice el duelo.
Anotamos a Rosario en otro colegio, a tres cuadras, el colegio del barrio. Y va a estar bien, va a estar contenta y va a aprender.
Seguro,como dijo Ceci, va a querer a su escuela como sus hermanas quieren a la suya.

Hace quince días que suspendí la vida para pelear, conociendo otras madres que también peleaban, peleando por otras madres que no peleaban.
Ya está, de esta pelea me retiro.

Somos madres. Creemos hacer lo mejor para nuestros hijos. Creemos que nuestros hijos siguen siendo un pedazo nuestro.
Pero vienen los chinos, el ministerio y los boludos de turno y arrasan con todo.
Pero no importa porque somos madres y entonces seguimos.
El sol pudre la sangre y seguimos, las piedras se hacen derrotas y seguimos.

Cada hijo que nace es una herida que se abre y se cierra y seguimos, solas, acompañadas, con paciencia, a los gritos, yendo, viniendo, esperando, sin esperanza, regalando el aire, asfixiando, con escudos, en carne viva, ciegas, ardiendo.
Seguimos.

A lo mejor ser madre es aprender a optar por la otra definición de derrota: la del camino a seguir. Entonces no hay peleas perdidas.

Este es un regalo para mí.
Un episodio no del todo bueno de una película no del todo buena.
Me lo hago todos los días de la madre.

Y me sigue sirviendo


domingo, 12 de octubre de 2014

Comando

Hoy nos fuimos al cumple de Eze, en San Justo. A principios de semana me escribe Sole a ver si podíamos llevar a Viole, le dijimos que sí, obvio.
Santino también tenía que ir y no lo podían llevar, la mamá de Brenda había averiguado que en colectivo eran tres horas y por supuesto no podía faltar Sol en ese grupo.
Así, hoy salimos en la camioneta de Luis con once criaturas.
Los primeros pasos del comando La Matanza.

Yo debería haberme quedado a corregir parciales, los que no pude corregir en esta semana super complicada que empecé peleando y terminé peleando sin mucho horizonte.
Que tuvo en el medio dos episodios bizarros en el mismo día, uno que me encontró en la bóveda de un banco, haciendo una cola entre un ex convicto y un muchachito militante, que terminaron a los abrazos luego de reflexionar ambos sobre los peligros de entrar y salir de un banco en estas épocas. Otro en el cual una asistente social nos preguntaba sobre cuáles eran nuestras necesidades básicas insatisfechas y yo que me representaba mentalmente las paredes escritas de casa, o los niños sin las camas que nunca nos llegó el momento siquiera de encargar, debía contestar que la vivienda no era de chapa, no tenía piso de tierra y tenía cloacas y gas, por lo tanto que no teníamos necesidades básicas insatisfechas.

Y tuvo también un día fantástico en La Plata. Con amigos, asado y regreso a la madrugada con Meneca por una autopista viendo a lo lejos unos rayos gigantes.

Pero hoy debería haberme quedado a corregir parciales, si los hubiera encontrado, claro. Los tenía sobre mi escritorio junto con la aerocámara para que Sonsi se haga el puff, unas boletas de patentes de un auto que vendimos hace cuatro años, una remera de Octi que ahora se pone Tótal, la caja de unos servilleteros de plata que nos regalaron cuando nos casamos y que Loli consideró que eran un lindo juguete y una ficha que resume lo peculiar del concepto seicentista para Gracián.
El otro día habíamos hecho orden de placares, sacamos casi seis bolsas de ropa chica, grande, disparatada, que nadie usó ni usará.
Las puse debajo de mi escritorio esperando que alguien tocara el timbre para dárselas.
Cuando me dí cuenta de que nadie pasaba Vale me avisa que la madre de KP lleva la ropa a un lugar cerca de su casa, cargué el auto y le deposité a la pobre mujer las seis bolsas en el living de la casa.
De repente miro y veo que en una estaba el mantel que usamos para los cumpleaños, le pedí perdón, lo saqué y me lo llevé.
Pero ahora me parece que se me deslizaron allí también los parciales, entre la ropa donada. Por eso hoy no me pude quedar a corregirlos. Y los dos días que quedan del fin de semana seguir buscando, o ir el martes a recuperar las donaciones de ropa.

Volvieron los mismos chicos que llevamos, no nos olvidamos a ninguno, porque los contamos, si no casi queda Ruli. Salió todo bien, nos faltó ir a visitar a Néstor, claro que con once chicos se complicaba.
Cuando llegaron y cuando se fueron se abrazaron todos con Eze, que fue su compañero en el jardín y al que ahora solo ven dos o tres veces por año. 
Y siguen todos amigos.
Cuando salíamos los de arriba del auto saludaban a Eze que los despedía de la vereda hacia la tarde.

Después, en casa hablando con Soledad volvimos a coincidir que de contenidos la escuela, nada.
Cualquier chico aprieta un botón y tiene en dos minutos los conocimientos que la escuela tarda siete años en darle.
Ahora, la escuela es sobre todo los amigos que se van hasta San Justo a festejar un cumpleaños.
Temible. 
Comando La Matanza.
Con ellos la pelea no parece difícil. Ni siquiera contra esta gente.


A seguir peleando entonces.

lunes, 6 de octubre de 2014

Furia

Eso es una situación particular le contestó alguien a Luis cuando fue a razonar a la escuela cómo harían las familias que, como nosotros, ibamos a tener tres horarios de salida diferentes, cuatro de jardín, tres de primaria no bilingüe china mandarina y una de primer grado bilingüe chino mandarín.

De ahí a decir el año que viene andate, medio paso; problema tuyo por tener diez hijos, uno y se embarazan para cobrar la AUH, dos.
Yo ya me había retirado de esa reunión.
Menos mal.
Tenía otra serie de situaciones particulares para enumerar, las enumero acá.
Algunas de otoño, otras de invierno, más de primavera y unas pocas de verano. Catorce años de estaciones.

El primer día de clases de Valen de primer grado. Tenía seis años, la dejamos que cruzara sola un patio que parecía gigante. Y así creció.

El primer día de clases de Valen de séptimo grado, le tocaba llevar la bandera, se la habian dado en el acto de fin de año de sexto, se quedó en casa con fiebre. Empezaban también Maite y Pili, se llenó de amigos acompañando. A partir de ahí se hizo una tradición, siempre el primer día de clase viene alguien con nosotros.

Una tarde que acompañé a Pili y a sus compañeros de tercer grado a pasear por San Isidro. Las barrancas, la casa de Mariquita Sanchez de Thompson, el río.

Dos o tres tardes lluviosas que Estela me invitaba a tomar el té después del cole, se llevaba ella a Valen y a Pili y nos encontrábamos en su casa.

La cajita pintada de la biblioteca del jardín con los libros que llevó Enru.

Las veces que volví a la pileta de imos, ahora obsba o algo así, para las clases de natación de Valen, de Pili, de Maite.

La máquina de pochoclos en las fiestas de fin de año del jardín, con Maite y Ceci dirigiendo la fila.

El último día de clases de 2013, las tres de la primaria con sus papeles de mejores alumnas.
Las reuniones para hacer kilombo en las que conocí a Sole.
Las cajas que cada madrina forró con los lunares correspondientes.
La foto de Consu de sala de dos, con todo un lado del pelo cortado por sus manos.

Esa mañana de febrero, del otro lado de la vía.
Cuando Luis terminó los trámites; el primer lugar al que fuimos, acompañadas por Vero y Ceci, fue al jardín, el lugar donde Felipe había pasado la mayor parte de su vida; a abrazarnos con sus maestras.

Es muy fácil pero puede ser peligroso -como un rayo de hierro o una bomba de sangre- querer arrasar con las situaciones particulares,cortar los hilos, despertar al jabalí, a sus colmillos esmeralda.


Furia, furia, furia, furia, furia.


miércoles, 1 de octubre de 2014

El chino


Dentro de una semana empieza la inscripción on line de los niños para el 2015. El año pasado no nos tocó ninguno, pero este año nos tocan tres. Rosario a primer grado, Loli y Tótal a sala de dos. Cuando River estaba en la B eran famosas las historias de quienes ncesitaban conseguir sus entradas y el sistema estaba liberado recién a las tres o cuatro de la mañana. Así, se pasaban toda la noche tratando de entrar, dándole al F5 o F4, no me acuerdo a qué tecla. O cuando hay que comprar entradas para recitales grossos, creo que es lo mismo. Y acá, algo parecido habrá que pasar noches en vela dándole al teclado hasta que podamos entrar en el sistema y anotar a las criaturas en sus respectivos niveles. Sería terrible que no quedaran escolarizados, o que la computadora nos mandara a una escuela cerca de casa, o lejos o a cada niño a una escuela distinta, u otras opciones.Igual pienso manejás el Sigeva, manejás cualquier cosa.
Pero, por suerte, no es difícil en estos días quedarse despierto a la noche; dimos con una serie inglesa buenísima Broadchurch, como una Twin peaks del siglo XXI. En 2010, año que me pasé en cama desde julio hasta octubre tenía una rutina para que los días se me hicieran más soportables. Leía, veía un poco de tele, dormía, hablaba por teléfono alguien me recomendó Twin Peaks que nunca había visto, tuve un problema, no encontré ninguna versión subtitulada, soporté los tres primeros capítulos en español y la dejé de ver. Pero ahora encontré Broadchurch, que además de armarse como policial tiene una especie de intriga paralela que tiene que ver con el duelo en su versión más brutal y está buena. Además de mostrar personajes interesantísimos.

Esto estaba escribiendo ayer, era la primera parte de un post que no tenía un rumbo demasiado fijo, alternaba estas reflexiones con algunas ideas borroneadas y borrosas para un trabajo que tengo que llevar a un simposio la semana que viene y que no puedo terminar de empezar.
Interrumpí las tareas para ir a buscar a las nenas al cole. Y cuando llegan al auto me pasan sus cuadernos y me encuentro con esta simpática nota:

Familia:desde el año 2015 la Escuela desarrollará el Proyecto de Intensificación en idiomas inglés y chino-mandarín, a partir de primer grado en forma progresiva, con una jornada extendida desde las 13.30 horas hasta las 18.25 horas transformando a esta Escuela Normal Superior en la Primera Escuela Normal Superior Argentino China de la Ciudad de Buenos Aires.
Primer Grado 2015 contará con dos niveles de Idioma Chino-Mandarín para hispano parlantes y para chino parlantes. Se propiciará la integración cultural. De Segundo a Séptimo grado 2015 continua la intensificación solamente en Inglés y el horario será de 13.30 a 17.40 horas.

Antes de poner el auto en marcha tuve dos ráfagas de idea, esas que no se me ocurren para el simposio: la primera lo contento que hubiera estado con esta integración Sarmiento cuyo himno cantamos prolijamente en cada acto al que nos convocan; la segunda donde dice primer grado 2015 leer Rosario.
Así empecé con una serie de consideraciones prácticas que solo me llevaron a un laberinto y que derivaron en que le mandara a Luis por wa una foto de la nota y la leyenda desastre mientras el mismo laberinto parecía reproducirse en un Belgrano todo cortado por los bomberos. Dando vueltas en círculo entre un tránsito infernal pensaba en voz alta, ocho chicos en el colegio, cuatro saliendo a una hora, tres a otra y una a otra, es decir toda la tarde yendo y viniendo, al colegio, al jardín, al jardín, al colegio, a música, al colegio, a la clase de chino, a música, a casa. Imposible. Vuelvo entonces al pensamiento del sistema on line, del lío de vacantes, de abandonar un colegio del cual hemos ido y venido durante casi veinte años. Y ya no estoy tan segura de que si manejás Sigeva manejás cualquier cosa.
En casa Rosario llora porque no se quiere cambiar de colegio, Octavio llora porque no se quiere cambiar de colegio, Estani los consuela a los dos. Posibilidad el Normal 1, baja Total que trae en sus manos el libro que escribió la abuela sobre el Normal 1 con esta foto

Uy Ro, le dicen las hermanas eso es el Normal 1. Rosario sigue llorando, ahora más fuerte, no me gusta, está muy descuidado y no me gustan los uniformes. Razón tiene.
Hoy siguió el tema.
Está prácticamente definido, como que le vendieron la primaria a los chinos. Hace quince años peleamos por una salita de tres años que estaba cerrada. La abrieron. En ese momento mi papá me dijo, si a la gente le explicás que las cosas la perjudican la gente entiende.
Pero ahora estoy vieja, no tengo ganas de explicarle nada a nadie.
Estoy más por la acción directa, cortar Monroe, tomar la Bastilla, salir con cabezas cortadas en palos sangrantes o utilizar este tipo de armas, que casualmente ilustran la tapa de El chino de Mankell

Y volviendo a Broadchurch me acuerdo de otra serie inglesa buenísima que veíamos hace unos años. Life on Mars. 
Y para seguir con Marte el jueves voy a ir a ver la obra de Mariano, que se trata de Marte y los marcianos.
Y voy a prestar mucha atención. A ver si el próximo colegio en el que recalen mis niños se convierte en algún momento en la primera Escuela Normal Superior Argentina Marciana.


Porque ya me dijo Kp anoche ¿todo a ustedes les tiene que pasar?